viernes, 23 de diciembre de 2011

Carta a un gurú que perdió su empleo. Dedicada en su día, "in péctore", a D. Luis de Guindos.

CARTA A UN “GURÚ” QUE PERDIO SU EMPLEO

Querido amigo:

Leí tu último artículo publicado en un periódico económico nacional, en el que abordas de forma clara y divulgativa el problema de las entidades financieras y de seguros americanas, pero como tengo una mente lógica –creo-- no acabo de ver claro qué es lo que nos llevó a esta situación. Me explico. Norteamérica es el paradigma de la Economía, esa disciplina que trata de explicar lo que ocurre en el mundo económico y social después de sucedidos los hechos, además de hacer previsiones que casi siempre no se cumplen. Y sino que se lo pregunten al señor Solbes. Te recuerdo una cita de Lord Keynes sobre los economistas: “Las ideas de los economistas y las de los filósofos políticos, lo mismo cuando están en lo cierto que cuando se equivocan, son mucho más poderosas de lo que comúnmente se cree. A decir verdad, son ellas las que rigen casi totalmente el mundo.” Es cierto, pero también pueden provocar grandes desastres, como la catástrofe actual. ¿Habrá que acudir a la “teoría de las catástrofes”, de René Thom, para entender lo que está sucediendo? ¿O recurrir al último libro de George Soros sobre las causas de la crisis? ¿Se puede hacer caso de un especulador de los mercados monetarios y de valores, metido en los últimos años a filántropo? Porque cada uno habla de la feria según le va en ella.

Trabajé varias décadas en el sector bancario, en ese tiempo pasaron crisis de todo tipo, pero nunca hubo tanta falta de liquidez ni tanta desconfianza entre las entidades del sector. Ni nunca éstas actuaron con tanta ligereza en sus inversiones. Volviendo a Norteamérica no encuentro explicación que profesionales, altamente cualificados, con estudios en las mejores Universidades y Escuelas de Negocios de EE.UU., pudieran actuar o permitir que en sus empresas la inversión y comercialización de “activos tóxicos” --por llamarlos de forma educada-- pudieran llevarlas a la quiebra. Ni que países de la Vieja Europa los imitaran. Los que dirigían estos bancos, y también algunas compañías de seguros, no eran banqueros, sino meros especuladores. Entre nuestros Valls Taberner, Barrié de la Maza, Aguirre Gozalo, etc. y el señor Richard Fuld (Lehman Brothers), por poner unos ejemplos, hay una diferencia sustancial, unos fueron banqueros y el americano, un especulador (por llamarle de alguna manera) ¡Estoy espantado! No entiendo nada, y creo que algo sé de Banca.

Quiero decirte que en estos últimos meses me dediqué a profundizar en temas de riesgos bancarios y el papel del Banco de España en la crisis inmobiliaria --la nuestra, no la americana-- trabajos que reuní en una trilogía. Uno de ellos, se titula: “El Banco de España y la crisis financiera”, pendiente de publicar en “Iberfinanzas.com”. En este trabajo llego a conclusiones y, una de ellas, es que nuestro regulador y supervisor bancario podría haber evitado la crisis inmobiliaria o, al menos, disminuir sus efectos, --si hubiera cumplido su papel-- no permitiendo la concentración de riesgos en el sector constructor/inmobiliario, y sus derivaciones. Ahora todo son lamentaciones. No obstante, debo decir --así lo creo-- que los clientes bancarios deben estar tranquilos con sus depósitos. En las crisis económicas que he vivido, en las que desaparecieron un número considerable de bancos, en ninguna de ellas perdieron o mermaron sus depósitos, asegurados ahora mismo hasta 20.000 euros por titular. Sólo perdieron los accionistas, y no todo.

En nuestra Europa también tenemos problemas, que han costado hace meses dimisiones de presidentes bancarios, en concreto los últimos Presidentes de la Société Générale de Banque y la Unión de Bancos Suizos, por poner dos ejemplos foráneos. Y aún no se sabe todo, pues los gobiernos y las autoridades económicas europeas son mucho más cautas que las de EE.UU. Los que dirigían estas grandes empresas americanas, no eran precisamente “bachilleres”, pero tampoco eran banqueros de formación generalista (es decir: especialista de todo, según definición de Lázaro Carreter), sólo sabían de CDOs, CDS, etc., y actuaban sin ningún control y, además, carecían del oficio de banquero. Ahora le echaran la culpa del desastre a la falta de regulación adecuada de las entidades y mercados financieros, cuando EE.UU. forma parte del Comité de Supervisión de Basilea, creado en 1974, organismo que integra también a los Gobernadores de los bancos centrales de los países más importantes del mundo. Este Comité --como sabes— no tiene autoridad supervisora de ámbito supranacional, pero sus normas y directrices --conocidas como “Basilea II”-- han sido aceptadas por todos los países integrados en el organismo, para su puesta en práctica. Lo mismo ocurre con las NIIF/NIC, Normas Internacionales de Contabilidad. En realidad, lo sucedido en EE.UU. y en la Vieja Europa, no es ni más ni menos que el fracaso de las sociedades auditoras (recuerda el caso “Enron”, entre otros), las sociedades de “rating” y las sociedades tasadoras de inmuebles y, lo que es más importante, de los organismos supervisores de las entidades y mercados financieros (FED, SEC), y lo que le pueda tocar al Departamento del Tesoro.

Pero en nuestro país también fallan los reguladores y los encargados de la vigilancia de los mercados financieros, como ya he indicado. Pero hay más. Hace unos días, la CNMV publicó una nota para recordar a los intervinientes en Bolsa, la prohibición de realizar operaciones en descubierto, es decir, no vender títulos que no sean propiedad del vendedor o que éste los obtenga de un préstamo de títulos. La CNMV tuvo que ser advertida de esta práctica por parte de un banco mediano. La Junta Rectora de la Bolsa de Madrid tampoco tomó, que yo sepa, iniciativas en tal sentido. La regulación existe, pero hay que hacerla cumplir y no mirar para el otro lado.

Para terminar, permíteme que te recuerde una frase que define a estos aprendices de banqueros, los de la ruina, los que acabaron con tu empleo. Está escrita en diciembre de 1863:
“Persiga un negocio bancario directo, honesto y legítimo. No deje que la perspectiva de grandes beneficios le tiente a hacer nada que no esté permitido por la Ley de Moneda Nacional; los espléndidos financieros, en el mundo de la banca, son generalmente o farsantes o truhanes.”
Es de Hug McCulloch, en aquel entonces, Interventor de la Moneda, y más tarde Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, contenida en sus “Recomendaciones a los banqueros de 1863”.

¡Mucha suerte, querido amigo! Para nosotros, también.

Santiago, 30.09.08.

José Gómez Blanco. Analista Financiero (IEAF)
afonsodelaxes@hotmail.com

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NOTA: Este artículo fue publicado en “Gees.es” con fecha 6 de octubre de 2008, y lo cuando lo escribí lo dediqué “in péctore” a D. Luis de Guindos, cuando cesó como Presidente para España y Portugal de Lehmans Brothers, a raíz de la quiebra de este banco de inversión americano, ya que consideré que no debía hacer constar una dedicatoria explícita, por razones obvias. Hace dos días, ha sido nombrado Ministro de Economía por el Presidente Rajoy, y las críticas no se han hecho esperar por su pertenencia al banco quebrado. Creo, no obstante, que para el desempeño de su función, va a ser importante el trabajo desarrollado en el banco de inversión y sus relaciones con el mundo financiero americano (bancos, fondos de inversión, personalidades económicas, etc.), que pueden reportar indudables beneficios para nuestro país. En ese sentido, le deseo mucha suerte. Se trata de una persona asequible, que siempre respondió a mis sobre algunos de sus artículo publicados en “El Mundo-Mercados”.
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1 comentario:

Unknown dijo...

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