jueves, 28 de junio de 2012

SEGURIDAD SOCIAL, LO QUE ERA Y LO QUE VENDRÁ

SEGURIDAD SOCIAL, LO QUE ERA Y LO QUE VENDRÁ

El Instituto Nacional de Previsión, creado en 1908 por D. Antonio Maura y promulgado por el Rey Alfonso XIII, fue la institución que se encargó de la Seguridad Social y la asistencia sanitaria, pero pasaron varias décadas hasta que se implantó el Seguro Obligatorio de Enfermedad (1942). Después de varias etapas, en 1963, mediante Ley, se desarrolló el sistema de Seguridad Social, entre ellas, por importante, la Ley General de la Seguridad Social de 1966, que entró en vigor en 1967. Leyes posteriores fueron perfeccionando su funcionamiento y ampliando las prestaciones hasta nuestros días, mérito de los distintos Gobiernos, salvo los últimos, que dejaron este país al borde de la ruina y afectadas las prestaciones, y ahora mismo estamos en una situación de derribo.

La Seguridad Social es una institución de la que los españoles nos mostramos satisfechos y hasta presumimos de ella. Pero con la crisis en la que estamos inmersos, llegaron las rebajas. Primero fue la supresión de medicamentos recetables, después los genéricos de la Conselleira de Sanidad gallega, luego los “principios activos” de la Ministra Pajín, y ahora --según en qué Comunidad Autónoma (la pionera es la del señor Mas)-- la implantación del copago para los jubilados y asimilados, el pago por receta, además de cuestionar una serie de prestaciones. La política de “puertas abiertas” del Ministro Caldera, supuso la atención médica y farmacéutica, con cargo a la Seguridad Social, de decenas de miles de personas en situación irregular, cuando debió hacerse con cargo a los Fondos de Cooperación Internacional, además de la realización de costosas operaciones quirúrgicas a otras que no nunca cotizaron en nuestro sistema de protección. En estos días se ha descubierto que más de 200.000 personas figuraban de alta como pensionistas o asimilados, pero que no lo eran. Una falta de control, y lo que habrá.

Pero lo que me llama la atención de todo esto, es la falta de sentido político de quienes nos gobiernan, que van lanzando mensajes para trasladar en un futuro próximo el coste de algunos servicios, como es la comida a los enfermos en los hospitales, la utilización del servicio de urgencias, las ambulancias para traslados de enfermos, según sus padecimientos, etc. ¿Para cuando el pago de los recipientes para análisis urinarios? ¿O terminaremos utilizando envases de vidrio de salsa de tomate? Todo vendrá. Y hasta se presume de estos ahorros, con escasa visión –desde el punto de vista político-- de lo que están trasladando a la sociedad. Pero vendrán las elecciones. Si yo fuera la Ministra de Sanidad, moderaría las “eficiencias económicas” de algunos de sus colaboradores –que ya están preparando exclusión de una nueva serie de medicamentos (como el omeprazol)-- pero que no ven las consecuencias de sus propuestas economicistas. Por el camino que llevamos, los beneficiarios de la S.S. tendremos que renunciar a nuevos medicamentos de los laboratorios de investigación, y habrá que esperar a que los años los transformen en genéricos. De hecho, ya existe algún medicamento muy efectivo contra alguna variedad de cáncer que no se receta en algunas Comunidades Autónomas.

Hoy, 28.06, “El Mundo” publica una foto de la Ministra, con todos sus colaboradores, lamentablemente muy sonrientes, poco antes de comenzar la reunión donde se suprimieron más de cuatrocientos medicamentos que ya no recetarán los médicos de la otrora excelente Seguridad Social, que no fue ni es gratuita, ya que la pagamos con nuestros impuestos. Aconsejaría al Gobierno que si no saben dónde recortar gastos, llamen a D. José Barea. La Seguridad Social es un tema muy sensible, que hará recordar épocas pasadas. Así que –como dicen en mi tierra-- ¡sentidiño!

José Gómez Blanco 28.06.12

Jubilado.

1 comentario:

www.afonsodelaxes.blogspot.com dijo...

Cuando ya tenía finalizado y publicado este trabajo, recibí una información oficial de "GobiernoUSA.gov", en la que se incluía la Nueva Ley de la Salud de EE.UU., refrendada recientemente por el Tribunal Supremo de aquel país, que incluía un resumen de los beneficios para los ciudadanos estadounidenses. Desde luego, no tiene comparación con nuestra Ley de la Seguridad Social, en cuanto a las prestaciones médicas y farmacéuticas. Llevamos mucho camino adelantado y debemos luchar para que no disminuya su amparo.