jueves, 31 de mayo de 2012

ANATOMÍA BANCARIA Y CRISIS ECONÓMICA. II PARTE

ANATOMÍA BANC ARIA Y CRISIS ECONÓMICA (II)

1. Introducción

Un reciente artículo de D. Javier Gómez de Liaño --“Los trapos sucios de Bankia y otro más”—publicado en El Mundo, 24.05.2012, me animó a escribir la segunda parte del artículo de este mismo título, ya publicado (Fundación Civil, 21.05), para añadir algunos comentarios sobre lo que dice el ex Magistrado e incidir en el tema de “Bankia” y nuestro sistema financiero.

Creo que la reforma de nuestro sistema bancario se llevó mal desde un principio, al tomar decisiones y trasladarlas al BOE sin conocer la verdadera situación de nuestras Cajas de Ahorro y algunos Bancos. El veredicto de la señora Salgado, Vicepresidenta Económica, ayudada por el Sr. Fernández Ordóñez, Gobernador del Banco de España, fue la desaparición de las entidades de ahorro. Un problema de gestión y otro jurídico (la Ley de Cajas de Ahorro de 1985 (LORCA) y la composición de los Consejos de Administración), derivó en la supresión de este tipo de instituciones, sin haber profundizado en soluciones alternativas. Estaba decidido: nuestras grandes entidades serían las favorecidas de esta liquidación, a precios de saldo. Otro error más, como explicaré más adelante.

A raíz del problema suscitado por la fusión de la Caja de Ahorros de Galicia y Nova Caixa Galicia, en unos artículos publicados en “El Correo Gallego”, propuse --dado los problemas de financiación de este tipo de entidades-- que se reconvirtieran en sociedades comanditarias por acciones (Ley de Sociedades de Capital), modificando la ley del mismo nombre para adaptarla a las necesidades del nuevo tipo de instituciones. De esa manera, el capital estaría repartido entre los socios colectivos (Fundación-Obra Social) y los nuevos accionistas, propietarios de acciones nominativas que cotizarían en Bolsa, como lo permite la mencionada Ley. Habría que definir que proporción de capital societario tendrían los accionistas y los socios colectivos (Fundación), además de la composición del Consejo de Administración, desprovisto de políticos, sindicalistas e incompetentes. De esta forma, este tipo de sociedades podrían acudir al Mercado de Capitales para financiarse, abandonando las cuotas participativas, obligaciones preferentes, etc., que tanto problema han generado. La idea no fue recogida por nadie, aunque, además de publicarla, la hice llegar a un destacado miembro del Parlamento gallego y la trasladé como sugerencia al propio Banco de España. Pero ya era tarde: las Cajas de Ahorro y su Obra Social estaban condenadas a su desaparición.

Con el nuevo Gobierno pasa algo parecido. Se está legislando sin conocer a fondo el problema de cada una de las entidades financieras, al mismo tiempo que se ha desacreditado al Banco de España. Su Gobernador, un incompetente, lo tiene bien merecido. Sobre ello tengo publicado un trabajo, titulado: “El Banco de España, colaborador necesario y determinante en nuestra crisis”, que se puede obtener en la Red y en mi blog (afonsodelaxes.blogspot.com), lo cual me libera de extenderme en este tema. Pero ha sucedido otra cosa más grave, se ha desacreditado a los órganos supervisores de nuestro Banco Central, que sí --estoy seguro-- conocen bien la situación de cada entidad financiera. Si algo se les puede achacar a los Inspectores del Banco de España, es que guardaran silencio sobre una situación tan grave para nuestro país (acabo de leer que su Asociación le ha dirigido recientemente una carta al Sr. Rajoy). Demasiado tarde, ya que ahora vendrán sociedades auditoras extranjeras para decirnos cómo está cada una de nuestras instituciones financieras. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice D. Mario Conde en su articulo del 12.05, “No se ha realizado una verdadera reforma del sistema financiero”, publicado en la Web de Fundación Civil. Lamentable decisión la de este Gobierno. Sólo añadir un pequeño comentario sobre las sociedades inmobiliarias que se van a crear para absorber los inmuebles adjudicados por las entidades financieras (banco malo). En estas operaciones de trasvase inmobiliario, ¿se va aplicar de forma estricta el “valor razonable” definido por las normas contables NIC/NIIF, o se va a echar mano de la “contabilidad creativa”?

2. Supervisión del Banco de España

La Circular 4/2004 del Banco de España, definida como “circular contable”, regula de forma exhaustiva y precisa nuestro sistema financiero. Se trata de un documento de más de 500 páginas con sus anexos, complicado de leer y entender para no especialistas. Esta Circular fue modificada en varias ocasiones, entre ellas, para adaptarla a las NIC/NIIF y a las directivas europeas. La documentación que las entidades financieras tienen que enviar en plazos regulados al Banco de España --incluidos los Balances de Situación y Cuentas de Resultados, tanto la públicos como la reservados, y los desgloses en anexos definidos, son suficientes para conocer la verdadera situación de las entidades, que posteriormente son verificadas “in situ” por los Inspectores del Banco de España. Cada año, nuestro Banco Central publica una “Memoria de Supervisión Bancaria”, en la que figuran estadísticas de las actuaciones supervisoras, escritos dirigidos a las entidades supervisadas y los expedientes sancionadores iniciados por el supervisor, etc. El cuadro que aquí no se puede ver, pero si en la Web, detalla las actuaciones inspectoras del Banco de España in situ, correspondiente al ejercicio 2010, desglosado por tipo de entidades.

Por otra parte, las entidades financieras están obligadas a remitir mensualmente los riesgos, de todo tipo, asumidos con sus clientes, superiores a 6.000 euros. Este documento excepcional, elaborado por el Banco de España, conocido como la CIRBE (información regulada por la Circular 3/1995, actualizada) sirve para tener un profundo conocimiento de los riesgos bancarios, desglosados de forma nominal y sectorial, concentración de riesgos, etc., que debía haber servido, ya en el año 2004, para evitar la concentración de riesgo sectorial, como vengo proponiendo desde hace años, lo que hubiera evitado la crisis económica que estamos padeciendo o, al menos, disminuir de forma importante sus efectos nocivos sobre nuestro tejido económico y social.

3. “Bankia” versus “Banesto”.

En esta sucesión de acontecimientos, llama la atención el distinto tratamiento que con Gobiernos socialistas y Gobernadores del Banco de España elegidos por el mismo Partido, han tenido en las crisis de las dos entidades. Si mal no recuerdo, en “Banesto” el “agujero” fabricado en el año 1993 para separar a su Presidente y cúpula directiva de la entidad, fue de 500.000 millones de pesetas (equivalentes nominalmente a 3.000 millones de euros), que no tiene comparación con los recursos públicos inyectados a las Cajas de Ahorro con dificultades, empezando por la primera de ellas, “Castilla-La Mancha”, y terminando por “Bankia” que, además de la cantidad inicial (4.465 millones de euros), necesita según su Presidente, el recién elegido, Sr. Goirigolzarri, 19.000 millones más, con lo cual la cifra de irá a 23.465 millones de euros. ¿Saben cuánto es en pesetas? Ni más ni menos que 3.904.247.490.000 pesetas, es decir, casi 4 billones de pesetas. ¡Casi nada! En el primer caso, como consecuencia de dos pagos de la entidad, una donación a un Partido político y el pago de una comisión para conseguir en el Ministerio de Economía y Hacienda (Sr. Solchaga) beneficios fiscales para separar su gran grupo industrial (el mayor de Europa) del Banco, a un coste razonable, finalizó con la condena penal de su Presidente y otros miembros de la cúpula directiva, aunque finalmente se clarificara el verdadero destino de los fondos librados a una cuenta en Suiza. El pago al partido político fue penalizado sólo en este caso, no sé si por deficiencias de instrumentación o por agregar más causa judicial, cuando todo el mundo sabe que las entidades financieras vienen desde hace años condonando operaciones de préstamo a partidos políticos, mediante su contabilización --cuando llegan a incumplimiento o vencimiento-- primero como operaciones morosas y, posteriormente, como fallidas, sin que medie reclamación previa. Según parece, el Banco de España le viene negando esta información al Tribunal de Cuentas, con lo cual no hay clarificación ni exigencia de responsabilidades. En el caso de “Bankia” parece que no existe voluntad por parte del Gobierno de investigar el “agujero” creado, ni tampoco de exigir responsabilidades a sus administradores, ni tan siquiera la constitución de una comisión investigadora en el Parlamento español. En vez de hacer un conglomerado financiero en torno a Caja de Madrid, mediante la fusión con entidades con graves problemas y pérdidas, debió tratarse una a una y, según la situación, actuar en consecuencia, evitando el descrédito internacional. Para tener una idea de lo que piensan de nuestro país fuera de nuestra fronteras, recomiendo la lectura del magnífico artículo del Profesor de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá de Henares, D. Ignacio García de Leániz, “No podemos mirarles a los ojos”, publicado en este mismo mes en “El Mundo”, que se puede obtener en la Red.

Tiene razón el ex. Magistrado, citado al principio, cuando afirma en su artículo: “Quienes gestionaron mal y por tal ha de entenderse la administración desleal, el falseamiento de cuentas, la adopción de acuerdos abusivos, la obstaculación de actividades inspectoras o supervisoras, la disposición fraudulenta de bienes o la asunción de obligaciones de las que se hayan derivado perjuicios notables y evaluables a sus socios y depositarios, deben responder por ello.” Con un lenguaje más jurídico y concreto, como no podía ser de otra manera, el Sr. Gómez de Liaño, coincide en lo fundamental con lo expuesto por mí en el primer artículo sobre este tema.

4. Las grandes entidades financieras y el riesgo sistémico.

Como consecuencia del derribo --de eso se trata-- de una parte importante de nuestro sistema financiero --error que pagaremos en el futuro-- se va a una concentración de riesgos y recursos en unas pocas entidades financieras, mediante la decisión unilateral o subasta por parte del Banco de España, a precios de saldo o pura cesión sin contrapartida, además de ayudas públicas del FROB a la sociedad absorbente. Resultado de ello es la concentración bancaria en cinco grandes grupos por orden descendente de activos: BFA (Bankia), Caixa Bank-Banca Cívica, Santander (Banesto), Popular-Pastor y BBVA-Unnim. Pero falta por repartir el resto de la “tarta bancaria”, que sin duda beneficiará a los tres primeros grupos. Pero esta formación de conglomerados financieros tiene algunos aspectos o consecuencias negativas, no excluyentes:

· Integración en la entidad absorbente de personal formado con otros principios y prácticas diferentes. La formación, el enfoque del trabajo, la actitud ante los clientes no es la misma en un banco que en una caja de ahorros.

· La necesaria reducción de la plantilla resultante, en la que los sindicatos tratarán de que se realice por edades, sin tener en cuenta para nada la experiencia y el conocimiento de los seleccionados. Sin duda, serán expulsados de las plantillas personal que se debería conservar. No es un problema de edad, sino de pura competencia profesional.

· La reestructuración e integración de personal, métodos operativos, filosofía comercial, etc. , serán problemas añadidos y llevará años antes de que se consiga el funcionamiento de forma unitaria.

· La integración del todo el sistema financiero español, concentrándolo en unas pocas entidades, pero de mayor tamaño, reducirá la competencia comercial del sistema financiero, tendiendo hacia una práctica semimonopolística, con efectos negativos para los depositarios de fondos y para usuarios o demandadores de financiación y servicios: empresas y particulares.

Pero hay otro problema que no se debe pasar por alto. A mayor tamaño de las entidades resultantes, mayor riesgo sistémico. Cuando en el año 2008 se puso de manifiesto la “crisis subprime” en EE.UU., después transformada en crisis financiera mundial, para terminar en una crisis económica, en las primeras reuniones del G-20, FMI y otras instituciones europeas y mundiales, se llegó a la conclusión del peligro que podrían transmitir las grandes entidades financieras en crisis y sus efectos sobre la economía real, propiciando medidas para reducir el tamaño de los conglomerados financieros a nivel mundial. Transcurridos unos pocos años desde el inicio de la crisis ya nadie habla del riesgo sistémico y, si se hace, es en los ámbitos teóricos y académicos. En una conferencia pronunciada en Madrid en noviembre del año 2006, precisamente por el dimitido Presidente de “Bankia”, D. Rodrigo Rato, en aquellas fechas Director General del FMI, habló de los enfoques de la supervisión microprudencial (inspección de las entidades financieras) y macroprudencial (supervisión en conjunto del sistema financiero en función del riesgo sistémico), y decía:

“Si bien este enfoque microprudencial es importante, las autoridades también deberían pensar más en limitar la posibilidad de que las dificultades financieras a nivel sistémico afecten negativamente a la macroeconomía, o viceversa, que la evolución macroeconómica cree dificultades en el sistema financiero. Dicho en otras palabras, el enfoque macroprudencial se centra en la relación entre el sistema financiero y la economía en general. El objetivo final es evitar que las dificultades financieras repercutan negativamente en el producto. El análisis macroprudencial complementa estrechamente y refuerza las señales de alerta temprana y otros instrumentos analíticos para realizar un seguimiento de los factores de vulnerabilidad y evitar las crisis financieras.”

Pues nosotros con la reforma financiera vamos en sentido contrario. Entidades más grandes y, por tanto, mayor riesgo para nuestra economía y menos competencia. Un ejemplo es el Banco Santander: el tamaño de su balance consolidado es similar a nuestro PIB. “Bankia”, si se consolida su situación, su balance nacional es superior al equivalente del Banco Santander.

Para terminar, quiero hacer una referencia al discurso pronunciado por D. Mariano Rajoy en el Congreso del Partido Popular en Sevilla, semanas antes de las Elecciones Generales, en la que salió elegido candidato a la Presidencia del Gobierno. Dijo --la frase no es textual-- “que él no le debía nada a nadie, que su elección se la debía únicamente a los compromisarios que estaban representando allí a todo el Partido Popular”. Si es así, no se entiende algunas decisiones de su Gobierno, alguno de cuyos miembros ya ha anunciado, refiriéndose precisamente a nuestro sistema financiero (Bankia), que no perderá el tiempo investigando y volviendo la vista atrás, sino resolver los problemas existentes. No estoy de acuerdo.

Como “Bankia” es noticias todos los días, ahora han entrado en escena los Inspectores del Banco de España, que se han dirigido por carta al Presidente del Gobierno. Según dicen, el Ministro de Economía, Sr. De Guindos, no ha querido recibirles. Su interlocutor en el Banco de España es el Subgobernador, Sr. Aríztegui --antes de serlo fue Director General de Supervisión Bancaria— y supongo que fue premiado por su de discreción. Hace mal nuestro Ministro desconociendo “que para saber cómo va la empresa hay que hablar con los que barren la fábrica”. Los que tienes al lado o no te dirán la verdad cuando hay problemas, para no asumir responsabilidades, o no se habrán enterado de lo que está sucediendo. La frase entrecomillada no es de ningún “krugman” americano. Es mía. Los verdaderos profesionales entenderán lo que quiero decir.

José Gómez Blanco Santiago, 27.05.2012

Analista Financiero (IEAF). Ex.directivo bancario.

Publicado en “diarioliberal.com”

miércoles, 16 de mayo de 2012


ANATOMÍA BANCARIA Y CRISIS ECONÓMICA

A una edad muy joven,  cuando tenía 10 ó 12 años  --ya lloviótodos los años recibía clases de anatomía animal.  Me explico.  En las aldeas de Galicia, mi tierra natal,  en aquellos años de privaciones de todo tipo,  la gente más humilde del rural sobrevivía cultivando productos del campo en pequeñasleiras(fincas),  de su propiedad o arrendadas,  y criaba animales diversos:  gallinas, ovejas,  cabras, cerdos,  que le permitían disponer de alimentos durante todo el año.  Una o dos veces al año se llevaba a cabo la matanza del cerdo,  según el nivel de subsistencia de cada familia.

Asistí muchas veces a este tipo de ceremonia,  porque de eso se trataba.  Eran épocas de depresión económica y,  por qué no decirlo, de trabajo escaso y de miseria en muchas familias,  como está ocurriendo actualmente.  Había que sobrevivir,  ya que nuestro país había quedado destrozado en todos los órdenes,  como consecuencia de la Guerra Civil.   Las clases de anatomía animal se desarrollaban al día siguiente,  cuando el matachín diseccionaba el animal.  Mientras lo hacía,   nos iba explicando a los niños y mocitos las distintas partes que estaba troceando y extrayendo  --como él decía, el cerdo,  fuera el alma,  era como una personay en esas lecciones naturales de anatomía nos iba describiendo cada una de ellas: corazón,  pulmones, hígado, riñones, intestino,  teniendo especial cuidado en la separación de la bolsa biliar del hígado que, de romperse,  podía contaminar todas las demás.  Y también el intestino,   en que hacía uso de toda su experiencia para separarlo de la piel,  por razones obvias.

¿Qué tiene que ver todo lo descrito anteriormente con las entidades financieras?  Pues sí,  como símil tiene algo que ver para comprender el gran problema que tenemos actualmente en nuestro país,  la podredumbre y la inoperancia del sistema financiero y el papel que tenía que haber desempeñado  la  Inspección del Banco de España y las sociedades auditoras  --supuestamente independientes,  pero que no lo son--  para llegar a una conclusión,  entidad a entidad,  y una vez puesta de manifiesto la situación real,   aplicar a cada una de ellas la medicación necesaria y no dejar que la metástasis extendida en las Cajas de Ahorro afectase a todo el sector.  La Inspección del Banco de España viene cumpliendo sus funciones de supervisión bancaria,  amparada  en la Ley 13/1994,  de Autonomía de nuestro banco emisor,  y la Ley 26/1988,  de 29 de julio,  de Disciplina e Intervención de las Entidades de Crédito,   tendría que haber cumplido estrictamente la misión que tiene encomendada,   analizando,  in situ, de forma continuada,  a cada una de las entidades,  especialmente las de situación delicada:  riesgos contraídos,  de mayor a menor;  los concedidos a grupos consolidados;  los de las grandes empresas e instituciones públicas,  incluidos partidos políticos;  valorando en cada caso el riesgo contraído y las posibilidades de recuperación y,   en consecuencia,  establecer la morosidad real de cada entidad,  separando lo recuperable de lo fallido,  el riesgo subestándar,  etc.,   para llegar al diagnóstico definitivo y la propuesta de la medicación necesaria en cada  caso.

Por otra parte,  en estas operacionesa corazón abierto,   los máximos responsables de cada entidad  tendrían que poner de manifiesto aquellos contratos y obligaciones contraídas,  con o sin vencimiento explícito o condicionado,  cuya contabilización se hubiera omitido o considerado sin efectos contables.   Sin duda,  los inspectores de nuestra máxima autoridad bancaria habrán llegado en los últimos años  --me consta--  a conclusiones y emitido informes de cada una de las entidades que conforma nuestro sistema  financiero,  pero que,  por intereses societarios o conveniencia política,  no han salido a luz pública,  pero que tendrían que haber producido efectos inmediatos,   pero ha imperado el silencio impuesto por sus superiores,   exigencia de inexcusable  cumplimiento por parte del propio Gobernador del Banco de España, con graves responsabilidades en la situación actual.

Pero la situación es la que es y ha llegado demasiado lejos,  provocando la ruina económica de este país.   Si yo estuviera cerca del Presidente del Gobierno,  le aconsejaría que ordenara al Ministro de Economía,  Sr. de Guindos,   que sometiera a nuestro sistema financiero a esa exploración anatómica, en vivo,   por quienes conocen mejor nuestro sistema financiero,  que no son otros que los ya mencionados  Inspectores del Banco de España,  con un mandato de obligado cumplimiento,   haciendo depender temporalmente de este órgano los equipos de auditoria interna de las propias entidades,  que colaborarían en estos trabajos.  Conocidos los resultados,  entidad por entidad,   habría que tomar las decisiones oportunas y,  en su caso,  exigir responsabilidades a sus altos ejecutivos y administradores que hubieran actuado con irresponsabilidad e incompetencia,  contribuyendo con ello a que nuestro país siga en una senda de destrucción de empleo y la economía general en recesión,   además de no cumplir la verdadera e inexcusable función de las entidades bancarias,  que es la financiación de la economía real,  y no la especulación financiera.   Dentro de esa exigencia,  no podrían quedar fuera de responsabilidades las sociedades auditoras, que dulcificaron  los informes,  año tras año,  calificando delimpiaslas auditorías realizadas,  cuando la realidad era otra.   Ni tampoco las sociedades de tasación,  en cuanto a la financiación inmobiliaria.

Pero quedaría otra exploración anatómica que hacer,  no menos importante,   que debería ser dirigida por el Sr. Montoro,   Ministro de Hacienda.   Se trata del Sector Público.  En los últimos años se produjeron dos desequilibrios muy importantes en la economía española.   Por un lado,  el crecimiento de la Deuda Pública en 300.000 millones de euros,  y  también el déficit acumulado en  una cantidad similar.  En total,  600.000 millones de euros, que equivalen, en pesetas, expresado en cifras enteras, a 99.831.600.000.000,  (es decir,  casi 100 billones de pesetas). ¿Adónde fue a para todo ese dinero?   Una parte importante,  fue para pagar el seguro de desempleo de los millones de parados que hemos acumulado;  otra,  no menos importante y creciente,  al pago de intereses de la deuda pública acumulada en años anteriores,  pero todo lo demás necesita aclaración.

Como en la Administración General del Estado y de las Comunidades Autónomas,  Diputaciones y Ayuntamientos,  se supone que todo el dinero que desembolsaron todos  esos años está amparado por justificante de pago o de transferencias realizadas,  habría que investigar en qué se empleó esa cifra astronómica de recursos públicos;  averiguar cuáles fueron las contrapartidas de los destinatarios y,  a partir de ahí,  pedir cuentas a sus administradores y ordenantes de los pagos y a los receptores fraudulentos,  que sin duda habrá muchos.   Y recuperar parte del botín que se llevaron.  En nuestro país hay una legión de empleados públicos que tienen como función controlar el gasto y  los pagos de dinero publico en las instituciones a las que están asignados.  Disponemos,  además,  de Tribunales de Cuentas a nivel estatal y autonómico,  bautizados según el lugar de asentamiento,  a los que se les debe exigir el cumplimiento estricto de sus funciones,  poniendo de manifiesto las irregularidades observadas,  en su caso.  Sin duda,  existen gran número de informes de este tipo,  elaborados por el personal adscrito a estas instituciones verificadoras,   pero seguramente muchos de ellos descansan en los cajones.

Por otra parte,  el Gobierno español debería mandarle un mensaje a los especuladores nacionales e internacionales en el sentido de que si prosiguen en sus ataques a nuestra economía,   nuestro país abandonará la zona euro y cobrarán la deuda justa en pesetas.  A siempre me pareció que nuestra integración en el euro fuela gran estafa,  y ahora estamos pagando la consecuencia de haber negociado mal,   en una situación adversa.   Sigue habiendo vida después del euro,   constituido por un grupo reducido de país.  Y los que no se integraron en la moneda única, siguen viviendo.   Nuestro mundo lo conforman cerca de 200 países.  Pero éste es un tema opinable y polémico,   no lo expuesto más arriba,  que es real.

Como el hacer no es tan fácil como el decir,  hago una autocrítica,  y para ello voy a incluir como final una frase de un personaje de una de las obras del gran dramaturgo inglés,  contemporáneo de nuestro Cervantes,  William Shakespeare.  Se trata de El Mercader de Venecia,  donde Porcia, señora de Belmont,  responde a los consejos de su criada,  diciéndole más o menos:Si el hacer fuese tan fácil como el decir,  las capillas de convertirían en iglesias,  y las chozas de los pobres en palacios de príncipes.

Pero aún así,  a pesar de las dificultades,  lo que propongo es realizable,  reforzándome en esta idea el contenido de un reportaje sobre la crisis islandesa,  emitido recientemente por una cadena nacional de televisión.  En ese pequeño país,   que también fue saqueado por la especulación financiera y todo lo que trajo consigo, vienen tomando medidas  --por exigencia del pueblopara clarificar la situación.   En el nuestro sólo falta una decisión política de quienes nos gobiernan,  porque algo tendremos que hacer en este país que ha sido igualmente saqueado y arruinado en los últimos años.  Se lo debemos a las clases más humildes, que son las verdaderas perdedoras en esta desgraciada época que estamos viviendo, y también a nuestros hijos y nietos,  cuyo futuro está condicionado por el despilfarro y la deuda acumulada.  ¿Seremos capaces?

Este artículo,  escrito en la primera semana de Mayo,  terminaba en el párrafo anterior,  pero la noticia del lunes sobre la crisis deBankia,  con la posterior dimisión del Sr. Rato y  el nombramiento de su sucesor,  D. José Ignacio Goirigolzarri,  Ex Consejero-Delegado de BBVA,  persona de larga experiencia bancaria,  y la posible inyección de dinero público a la entidadalrededor de 7.000 millones de euros o su nacionalización--  determinó que hiciera un añadido final sobre la crisis bancaria que venimos padeciendo en los últimos 3 años,   en espera de que el Gobierno actúe,  de una vez por todas,  y resuelva los problemas del sector bancario,  caiga quien caiga,   -Bankia es sólo uno de ellos--   que están  condicionando la economía de nuestro país.

Desde el año 2008 vengo criticando la actuación del actual Gobernador del Banco de España,  por sus silencios e inactividad en la misión que tiene encomendada,  todos ellos publicados en la Red y algunos en miblog” (afonsodelaxes.blogspot.com).   Pero no sólo él tiene la culpa,  sino también las cúpulas y consejeros de las entidades financieras,  muchos de ellos con carencias importantes  y falta deoficiopara estar al frente de ellas, realizando inversiones sin respetar  las normas más elementales de gestión del riesgo, prebendas personales,  jubilaciones millonarias,  etc.  El  Sr. Fernández Ordóñez,  con la Ley de Disciplina e Intervención de Entidades de Crédito  en la mano,  tenía que haber actuado para no llegar a la situación actual.

Pero también el cambio generacional, las prejubilaciones, llevadas a cabo en los últimos 15 años en el sector,  tiene bastante que ver con el problema actual.  Esto me hizo recordar lo que decía en uno de mis trabajos  --en el que razono la afirmación anterior-- que publiqué en noviembre/2008,  titulado. La Banca recurrente de D. Emilio Botín y la perplejidad de un bancario,  que se puede obtener en la Red.  En el  número 4,  decía:
”…Quizá para resolver los problemas creados,  las grandes corporaciones financieras tengan que rescatar directivos con cordura,  aquellos que fueron relegados por esa ola de ejecutivos más o menos jóvenes,  sin escrúpulos y con una ambición desmedida,  autores de este desastre.  Aunque el ejemplo parezca exagerado y  fuera de contexto, ¿tendrán este tipo de empresas que planificar unaoperación rescateal modo de la ficción que se narra en la películaSpace Cowboys,  dirigida y protagonizada por Clint Eastwoood?

La sustitución del Sr. Rato por el Sr. Goirigolzarri va en esa dirección.


Santiago,  9 de mayo de 2012

José Gómez Blanco.
Analista Financiero (IEAF).  Ex.directivo bancario.
afonsodelaxes.blogspot.com
Publicado en “diarioliberal.com”,  14.05.12