LA CRISIS FINANCIERA: ORÍGEN, CAUSAS Y CULPABILIDAD.
A finales del año
2010, cuando nuestra crisis económica
estaba en su apogeo --derivada del
desastre financiero de nuestras instituciones de crédito, sobre todo Cajas de Ahorro-- escribí y
publiqué un artículo titulado: “¿Cuándo
se fastidió la Banca en España?”,
Me llevó a ello mi condición de ex bancario, con varias décadas de ejercicio de esta
profesión, que para mí fue y sigue
siendo un oficio, pues –para dominarla, para entenderla— hay que empezar desde abajo,
desde las tareas y conocimientos más simples, a lo más complicado (después
vendrá la especialización), y eso ayudará a uno, cuando tenga que tomar decisiones
comprometidas hacer una valoración equilibrada.
Hace años, un Director que tuve
en Barcelona, pronunció una frase que en aquel momento me pareció una
ocurrencia, una liviandad: “La Banca es tan fácil, que es muy difícil”. Pasado el tiempo, reflexionando sobre ella, me di cuenta de que en pocas palabras había
acertado con la definición.
Descriptores:
crisis financiera, crisis
económica, causas, Banco de España, inhibición.
I. Introducción
A finales del año 2010, cuando nuestra crisis económica estaba en su
apogeo --derivada del desastre
financiero de nuestras instituciones de crédito, sobre todo Cajas de Ahorro-- escribí y
publiqué un artículo titulado: “¿Cuándo
se fastidió la Banca en España?”,
que aún se puede obtener en la Red, especialmente en (www.marioconde.org/foro/)[1]. Me llevó a ello mi
condición de ex bancario, con varias
décadas de ejercicio de esta profesión, que para mí fue y sigue siendo un oficio, pues –para dominarla, para entenderla— hay que empezar desde abajo,
desde las tareas y conocimientos más simples, a lo más complicado (después vendrá
la especialización), y eso ayudará a uno,
cuando tenga que tomar decisiones comprometidas en el ejercicio de la
profesión, a moverse en “el filo de la navaja”, para no caer hacia un lado o
hacia otro, sino para llegar a una decisión equilibrada. Un Banco, una entidad financiera, es una institución que maneja aproximadamente
el 90% de sus recursos para la inversión de fondos procedentes de sus clientes,
lo que determina que su administración debe ser sólida y rigurosa.
Bajo mi punto de vista, que los Bancos tengan de “core capital” (capital básico) el 7%
ó 9% de sus Activos,
no es demasiado importante –que también-- cuando los recursos ajenos representan un
altísimo porcentaje de la inversión contabilizada. Lo primordial es la gestión del “riesgo de interés” (que se pone de
manifiesto en momentos como los actuales en que la inversión bancaria
prácticamente no existe fuera de la Deuda Pública) y “riesgo de liquidez” --en las auditorías españolas disimulado bajo
el título de “Estado de plazos
residuales” -- (que indica el grado de estabilidad financiera), además de la gestión adecuada y primordial
del “riesgo de inversión”, para lo cual,
como vengo proponiendo desde hace tiempo, es necesario que el Banco de España
limite porcentualmente la inversión sectorial. Si esto se hubiera hecho hace años, la inversión inmobiliaria y residencial de nuestras entidades financieras
no alcanzaría el volumen que determinó el elevado endeudamiento exterior
y, en consecuencia, la crisis financiera, convertida después en
la crisis económica, que estamos
padeciendo, ésta sería inexistente o más
llevadera. Esta limitación se vería reflejada en crecimiento de PIB, que lo haría moderadamente, pero ¿qué es más
beneficioso, un crecimiento moderado de
la economía o que una crisis económica haga retroceder el crecimiento acumulado de dos dígitos?
A la Banca le fue bien cuando invirtió
los recursos con sentido común; las crisis bancarias vinieron cuando se
administraron mal, con inversiones que
no cumplían los mínimos exigidos de seguridad y rentabilidad, haciendo caso omiso de las reglas más
elementales de la gestión del riesgo, como ocurrió en las últimas décadas, en
la se concentró sectorialmente la inversión, y se derivó parte de esos recursos
en “inversiones exóticas” (instrumentos financieros de alto riesgo) o se dedicó
a colocar entre sus clientes emisiones productos de Renta Fija, o híbridos, de muy limitada liquidez.
Cuando
ya ha transcurrido el año 2013, abrasados por los impuestos y con un paro insoportable, conviene echar la vista atrás y analizar
cuáles han sido las causas que originaron la crisis financiera en nuestro país.
En el año 2008 contábamos --según la valoración de nuestro Presidente del Gobierno
en aquellas fechas-- con un sistema financiero envidiable, sólido, el mejor de
nuestro entorno y más. Después se pondría de manifiesto la crisis larvada de
nuestras Cajas de Ahorro y la puesta en marcha de un fondo de rescate (FROB)
preferentemente para estas instituciones financieras, y se fueron conociendo
las dificultades para mantenerse como tales, viéndose abocadas ---por determinación del Gobierno anterior y el
actual-- a convertirse en Bancos, cuando
había otras soluciones para mantener las Cajas de Ahorro, en las que pudieran convivir los socios
institucionales (Fundaciones) y accionistas privados (cotizando en Bolsa su
capital), que hubiera impedido las
cuotas participativas, obligaciones preferentes, etc., pero se optó por otra solución, cuyos
perjuicios se verán más adelante.
Pero
tampoco los Bancos se encontraban en una situación envidiable --como fue
anunciado— sino con dificultades evidentes, unos más que otros, debido a la
creciente morosidad, sobre todo del
sector inmobiliario/residencial, además de hacer frente al endeudamiento
exterior. El mercado interbancario no funciona en nuestro país desde hace años,
y en los mercados exteriores hay muchas dificultades para obtener fondos. Menos
mal que el BCE dota de liquidez a nuestras instituciones
bancarias al 0,50% de tipo de interés,
pero la mayor parte de esos fondos van destinados a la compra de Deuda
Pública, ya que dicha institución no
puede hacerlo directamente.
Lo
que sigue es un modesto estudio realizado por profesional de la Banca, fruto de
la experiencia y la observación y, por qué no decirlo, también de la
investigación sectorial y económica. Que los lectores valoren lo que se dice en este trabajo, que puede ser
--modestamente-- una base para hacer un estudio más amplio y, sin duda, más
riguroso de los orígenes y consecuencias de la crisis financiera en España.
II.
Causas de nuestra
crisis bancaria
Para
dar respuesta a la pregunta de la introducción, creo que el origen no tiene una
fecha concreta y que la causa no es única, sino que es consecuencia de una
serie de hechos y situaciones que dieron al traste con nuestro sistema
financiero. Estas causas, no coincidentes en el tiempo, ni excluyentes, se
pueden enumerar así:
1. Rejuvenecimiento de las plantillas bancarias, prescindiendo del
conocimiento y la experiencia, con poco ahorro de costes.
2. Expansión de los balances bancarios, sin bases sólidas. Concentración
de riesgos sectoriales. Expansión territorial.
3. Internacionalización de la banca: endeudamiento exterior, inversiones
en derivados de crédito de alto riesgo. Riesgo sistémico.
4. Periodo de tipos de interés bajos y, por tanto, escasa rentabilidad
entre depósitos e inversiones, que obligaron al crecimiento de los balances.
5. Pérdida de la referencia operacional en pesetas. En la concesión de
operaciones no se tuvo en cuenta su contravalor en pesetas.
6. Dirigentes bancarios carentes de profesionalidad y conocimientos. Irresponsabilidad.
7. La inoperancia e inhibición del Jefe del Gobierno, Ministro de
Economía y Gobernador del Banco de España.
Trataré
de desarrollar estas causas enunciadas, unas con mayor extensión que otras, o
de forma implícita, pues otra pretensión
sería más propia de una tesis doctoral, que no es el caso. Para ello echaré
mano de lo que decía en algunos de los trabajos tengo publicado.
§ Causa
número 1.
En
noviembre de 2008, publiqué: "La Banca
recurrente de D. Emilio Botín y la perplejidad de un bancario",[2] que contiene algunas claves, y
otras que añadiré, de lo que le pasó a nuestras entidades financieras para
llegar, quizá, a la peor de las situaciones derivadas de las crisis económicas
que hemos padecido desde la considerada como la más grave, la de 1929. Decía en
aquellas fechas, que después de la celebración de las elecciones generales,
dediqué parte de mi tiempo a reflexionar y a escribir sobre la crisis
financiera iniciada en el año anterior en EE.UU., y la nuestra, la
inmobiliaria. Fruto de ese empeño fue la culminación de tres trabajos sobre los
riesgos bancarios y el papel del Banco de España, que circulan por la Red.
Cuando escribí el primero de ellos ahondé en el papel que representó el
personal bancario en el cambio producido en las entidades financieras de nuestro
país en ese camino inexorable hacia la crisis. Busqué en mis archivos y di con
la conferencia del ya desaparecido, D. Rafael Termes --que fue, entre otras muchas cosas, Consejero Delegado del Banco
Popular Español y Presidente de la AEB – titulada "El papel de las finanzas en la economía actual"[3], pronunciada en Cáceres en Enero/2004, de la cual seccioné los
párrafos que transcribo, que se refieren a los cambios habidos en el sector
financiero, al cambio profundo (son sus palabras) habido en el personal de las
entidades financieras. Confieso que estas opiniones, las de un personaje muy
influyente en el mundo de las finanzas, venían a justificar lo sucedido en el
sector bancario en la década de los años 1990 y principios de este siglo, pero
los dos últimos párrafos me dejaron perplejo y desconcertado, pues interpreté
-no sé si bien-- que era una crítica a los excesos cometidos en el cambio
llevado a cabo por las empresas del sector financiero, que después contagió a
otro tipo de actividades económicas. Decía D. Rafael Termes al referirse a los
cambios profundos en el personal de los bancos y cajas de ahorro -en suma, la
totalidad del sistema financiero-- y destacaba dos aspectos:
"Por un lado, se ha pasado
de un personal formado en el lugar de trabajo a otro que, al ser contratado, ya
dispone, en gran medida, de titulación universitaria. Esta exigencia de una
calificación técnica mayor es debida, por una parte, a la necesidad de atender
a una clientela empresarial también cada vez más cualificada. Y, por otra
parte, a la conveniencia de tener personal preparado para rotar en la
colocación de productos financieros, ser capaz de introducir los de nueva
aparición y estar al día en el uso de sistemas informáticos. En paralelo, se
asumen responsabilidades más pronto, los directivos son mucho más jóvenes, y
disminuyen las tareas de tipo puramente administrativo que son realizadas por
los ordenadores de la entidad o se subcontratan con entidades especializadas. A
mi juicio, en ningún otro sector empresarial tradicional, de la industria o los
servicios, se ha producido un cambio tan drástico en la cualificación del
personal. Equivaldría a concebir una fábrica o un gran almacén en los que todos
los empleados y obreros hubieran sido reemplazados por universitarios; esto no
ha ocurrido ni en las fábricas más robotizadas."
Presten especial atención al último párrafo, creo que ahí está la clave de lo que afirmo en la causa número 1 indicada más arriba. Me explico. Es evidente que en los tres últimos lustros, la Banca, el sector bancario en general, sufrió una gran transformación, y ese cambio profundo del que habla el Sr. Termes también tuvo consecuencias en sus plantillas de personal, pero el que fue ilustre banquero en su conferencia no entró en la estrategia empleada, ni en el coste causado a las empresas y, en consecuencia, a sus accionistas.
Lo
cierto es que en los años 1990, muchos profesionales fueron invitados a
abandonar sus empresas de forma indiscriminada y, en consecuencia, con ellos se
fue el conocimiento y la experiencia de la profesión, eso que tanto valoran y
hablan los teóricos de la economía de la empresa, pero que no creen en ello. Se
fueron los generalistas -- que en la acepción del término según Lázaro Carreter, significa especialista
en la totalidad --
tan necesarios hoy en las empresas, sobre todo en los puestos directivos de la
banca, siendo sustituidos por gente joven, formada en la Universidad o con
estudios equivalentes, en busca de economía de costes y de una mayor
preparación para los puestos de trabajo y la venta de productos innovadores.
Debo
añadir, de forma explícita, para que
nadie piense lo contrario, que el relevo generacional es necesario en
cualquiera actividad, y la mejor preparación, indispensable, pero en la Banca
debió hacerse de forma escalonada y reteniendo a los mejores para que fueran
maestros de las nueva generaciones. Sobre lo escrito por el Sr. Termes, quiero
llamar la atención que " calificación
y cualificación no
significan exactamente lo mismo.
§ Causa
número 2.
La
perplejidad a la que me he referido anteriormente, se vio acrecentada cuando
leí el discurso de D. Emilio Botín en la Conferencia de Banca Internacional,
titulado "El papel del
sistema financiero en la economía”[4], en la que propugnaba, ante la crisis actual, la aportación de las
entidades bancarias para fortalecer el sistema financiero, resumidas así:
-
Relaciones estables y directas con los clientes.
-
Centrarse en el negocio recurrente.
-
Gestionar con prudencia el riesgo.
Es decir, que después de lo que "llovió" y estaba
"lloviendo" con la crisis financiera internacional, nuestro
emblemático banquero nos estaba diciendo que la banca tiene que volver a su
negocio típico, tradicional, basado en la cercanía a los clientes y en la
gestión rigurosa del riesgo. ¡Extraordinario! Menudo descubrimiento después
varias reestructuraciones y reorganizaciones llevadas a cabo en los últimos
años por parte de las entidades financieras, incluida la banca mediana, por
mimetismo, para regresar finalmente a los valores que siempre debieron estar
vigentes. Lo que ocurrió en los años siguientes demuestra que no hubo
seguimiento por parte de nuestras entidades financieras, salvo casos concretos,
de esas líneas de comportamiento. Las relaciones estables con los clientes
dejaron mucho que desear (colocación e obligaciones preferentes, cláusula suelo
en las hipotecas, productos derivados, etc.). Ni tampoco se centraron en el
negocio recurrente: la falta de financiación a la economía real es un ejemplo.
Y la prudencia en la gestión del riesgo fue innecesaria, porque a partir de ese
año el crédito a clientes fue mínimo, de ahí el derrumbamiento de la economía
real. Ahora mismo siguen reestructurando sus sistemas organizativos, concentrando
el sector bancario, pero prácticamente al frente de las entidades están los mismos,
salvo las antiguas Cajas de Ahorro. Son los que difundieron a bombo y platillo
la adaptación a las normas de medición del riesgo impuestas por el
"Basilea II", bendecida su implantación en las entidades por el
propio Banco de España. El fracaso de su aplicación práctica es evidente y no
necesita demostración.
En
las Cajas de Ahorro el desastre en la gestión del riesgo, determinó la creación
del FROB, para salvar un buen número de
ellas con recursos públicos y su transformación en Bancos. Otro de los problemas de algunas
entidades, fue la expansión
territorial, la apertura de Oficinas por
todo el territorio nacional (Cajas de Ahorro,
Banco Pastor (ya desaparecido),
buscando duplicar o triplicar el Balance, ignorando que para hacer
rentable una Oficina hacen falta dos o tres años, siempre que esté bien localizada. El volumen
no es “a priori” sinónimo de
rentabilidad. Expansionar la Red de
Oficinas, expansionar el crédito sin la
rentabilidad adecuada, no garantiza que
los recursos invertidos generen beneficios adecuados a la expansión realizada y
a las inversiones crecientes. Se conseguirá aumentar el tamaño del Balance,
como hicieron muchas entidades, pero no
evitarán la crisis.
Pero
siguiendo con los análisis de las causas que provocaron la situación actual,
los grandes "magos" de las finanzas, los altos directivos, no
contaban con que las crisis económicas sufren metamorfosis y no siempre se
presentan iguales. No contaban, ni tan siquiera valoraban, que eso que se dio
en llamar productos
derivados en su
variada diversidad, titulizaciones,
cdo,s, cds,s, etc. llevaban
en sí mismos un virus contagioso y mortal, que los jóvenes dirigentes,
inexpertos, sin experiencia del pasado, engreídos en su limitada sabiduría, no
supieron detectar a tiempo, pues en las empresas ya no quedaban generalistas ni especialistas en virología bancaria que les pusieran en aviso. Es
como si todos fueran inoculados con un virus que les hiciera perder la razón.
Las consecuencias de esta pérdida de cordura es
manifiesta en la situación económica actual: la Banca de nuestro país,
inmersa en esta "crisis perfecta", iniciada al otro lado del
Atlántico, ha sufrido pérdidas superiores al montante de sus Fondos Propios,
como arriesgó hace tiempo algún especialista económico citado en el último de
mis trabajos (léase a D. Alberto Recarte).
§ Causa
número 3
Una
crisis bancaria puede afectar a una o varias entidades financieras, a un país o
a varios países, o desarrollarse como
una crisis sistémica poniendo en cuestión el sistema financiero internacional. Cuando esto sucede, la crisis financiera se transforma en una
crisis económica afectando a todos los sectores, no sólo el financiero, y de consecuencias imprevisibles. Pero no es objetivo de este trabajo analizar
este tipo de situaciones, sino centrarse
en las causas que pueden provocar una crisis en una entidad financiera.
En
primer lugar, hay que establecer que esa
teórica crisis bancaria no vendrá originada por el Pasivo de la entidad, salvo que se trate de un fraude masivo, situación impensable. La crisis siempre
vendrá –como sostiene un viejo amigo con mucha experiencia y responsabilidades
en el sector bancario-- por la gestión
del Activo, es decir, por la inversión, la clásica y la financiera, en especial, las
titulizaciones, en sus diversas
fórmulas, y los derivados financieros. Con
el Pasivo --la financiación-- se puede
incurrir en una mala gestión de tipos de interés, remunerando los recursos a
tipos por encima de los habituales en el mercado, casi siempre por problemas de tesorería, al fallar los reembolsos de las inversiones
en clientes y, por tanto, la imperiosa necesidad de liquidez. Pero en este caso, estaremos aparentemente ante en una situación
de riesgo de tipo de interés, pero el
problema subyacente no será el Pasivo,
sino el Activo, debido a las inversiones realizadas, con dificultades para su recuperación. Si la inversión de la entidad es mala, de poco valen las inyecciones de liquidez
procedentes del regulador, ya que sólo servirán para demorar un problema de
solvencia. Al final, la intervención de la entidad por parte del
banco central se hace inevitable.
Nuestros
grandes bancos optaron por la internacionalización, formando parte de eso de lo
que se habla mucho últimamente: el riesgo sistémico, que no es otra cosa que el
peligro que representan para las economías nacionales y la mundial, la quiebra
de este tipo de entidades. ¿Se imaginan la catástrofe económica que supondría
para nuestro país la quiebra de uno de nuestros grandes bancos? Como afirmé en otro de mis trabajos, el tamaño
del balance del Banco Santander, consolidado, es similar al de nuestro PIB, sin entrar en
otras valoraciones.
Meses después de estallar la “crisis
subprime” en Estados Unidos,
transformada después en crisis financiera mundial --ahora crisis económica-- en los grandes centros de decisión (FMI, G-20, etc.),
se estaba propiciando la limitación del tamaño de las entidades
financieras, por aquello de que “una gran entidad no puede quebrar”, pero puede provocar una crisis nacional (Irlanda)
y, si son varias, una crisis
mundial (EE.UU). Parece que eso está
olvidado, ya no es el problema. En el gráfico que figura a continuación, se puede observar el tamaño del sector
bancario de varios países en relación con el PIB del año 2009, y la diferencia con Irlanda. Siempre pensé y sigo pensando, que el tamaño del sistema financiero de un
país debe estar acorde con el tamaño de su economía. El gráfico que
reproducimos a continuación, es muy
significativo y explica el problema del sistema bancario irlandés, pero también se puede observar el tamaño de
nuestro sector bancario en comparación con el de otras economías nacionales más
grandes que la nuestra.
Pero
hay más, en una entrevista al Ex Primer
Ministro Británico, Gordon Brown [5]
--que fue el primer mandatario europeo que tomó medidas drásticas para salvar
el sistema bancario de su país--
realizada por los periodistas
M.Evers y C. Pauly --muy interesante-- habla de los análisis que se hicieron en el
año 2007, a ambos lados del Atlántico, sobre lo que ocurriría en el caso de que
se hundiera un único banco, pero no
analizaron las interrelaciones dentro del sistema, llegando tarde a la conclusión de lo que pasa
en un banco tiene repercusiones en muchos otros, de
ahí la necesidad contar son un
sistema de control financiero global. Y
añade algunas afirmaciones, que he abreviado,
tales como:
·
Los riesgos hipotecarios de EE.UU. fueron los desencadenantes de la crisis.
·
La mitad de los valores-basura
generados se vendieron a bancos
europeos.
·
Los responsables de Lehman ocultaron su verdadera situación
financiera. En su opinión, no se puede
responsabilizar a un supervisor cuando un banco falsea sus balances. ¿?
·
No tuvieron en cuenta las interdependencias entre las diversas
instituciones financieras. Lo que pasa
en un banco tiene repercusión en muchos otros.
·
En algún momento, los gigantes
financieros globales se han desvinculado de los principios que exigimos a otras
instituciones (confianza, integridad,
responsabilidad). Los banqueros se
regían por otras normas.
La
economía tiene sus ciclos y cuando se está en las fases de estancamiento o de depresión
no son sostenibles beneficios crecientes de año en año, como si no pasara nada,
pues van en contra la naturaleza económica, que al final reacciona, como lo
hace la biosfera, produciendo catástrofes económicas y sociales. Los
"agujeros" que se descubrieron y se pusieron de manifiesto en la
reestructuración de las Cajas de Ahorro y algunos Bancos, silenciados por el Banco de España en su
momento, no así por sus inspectores, son un ejemplo de la "contabilidad creativa" llevada a cabo durante años por las entidades financieras, a la que no fueron ajenas las sociedades
auditoras, a las que mencionaré al
final.
§ Causa
número 4.
Pero
aquellos que hayan vivido la profesión de forma intensa y extensa en las
últimas décadas, necesariamente tuvieron que reflexionar, desde fuera, sobre el
gran cambio experimentado por sus empresas en los últimos años: cifras de
negocio crecientes, espectaculares; beneficios duplicados o triplicados,
expansión de Oficinas, cualquiera que
fuera la situación económica de esos años, pues los nuevos productos e
inversiones creativas permitían expansionar sus Balances y las Cuentas de
Resultados, para ello, en un escenario económico de tipos de interés bajos y,
en consecuencia, con diferenciales (o spreads) muy cortos, no dudaron invertir sin control en el sector
inmobiliario/residencial, dulcificando el análisis del riesgo, y recurrir
--dado que el ahorro interior era insuficiente-- al endeudamiento exterior,
que, fuera del euro, llevaba aparejado el riesgo de cambio. La inmovilización
de importantes recursos en el sector inmobiliario/residencial, con tipos de interés referenciados al
Euribor, con diferenciales muy bajos (Euribor+0,25), hicieron escasamente rentables estas
inversiones. Hay que pensar que en una
operación hipotecaria, la entidad financiera “se casa” con el hipotecante, pero
no así el cliente con el Banco, es decir, el cliente puede cancelar la hipoteca
en cualquier momento, con un mínimo de comisión, pero el Banco no puede hacerlo cuando no le
sea rentable. Resultado: algunas de
nuestras entidades financieras (BSCH, BBVA, Caja Madrid, Caixa Galicia y otras
más pequeñas) para mantener los beneficios ficticios crecientes, tuvieron que
desprenderse de sus inmuebles, edificios y oficinas (la estructura sólida del Balance), aconsejadas por el Banco de España, mediante
operaciones similares al " lease
back" (opción
de recompra), para generar ganancias destinadas a incrementar las provisiones
para morosidad y mantener los dividendos,
al mismo tiempo que incrementaban los gastos generales en forma de
alquileres. ¡Extraordinario!
§ Causa
número 5.
Pero
en nuestra crisis bancaria hay otra causa no menos importante, el cambio de
peseta al euro hizo que se perdiera la referencia de valor en nuestra antigua
moneda, es decir, las nuevas generaciones
del euro no fueron conscientes del valor real en pesetas de las transacciones
bancarias
--sobre esto ya incidió en alguno de sus libros el Profesor Leopoldo Abadía. Para mí
–sé que la afirmación que sigue
es polémica-- el cambio de moneda, de la peseta al euro, fue “la
gran estafa”, dado que los salarios y rentas de tradujeron nominalmente a
la nueva moneda, pero los precios de
productos y servicios se multiplicaron ya desde el inicio de la andadura de la
nueva moneda.
Como
ejemplo de esa pérdida de referencia,
quiero poner un ejemplo, y que
los lectores valoren lo que afirmo. En Abril 2007, la
Caja de Ahorros de Madrid concedió a “Martinsa” de 1.000 millones de
euros, meses después fallida por la suspensión de pagos de “Martinsa-Fadesa”.
Si la Comisión de Riesgos que autorizó la operación en Caja Madrid, hubiese valorado que la operación
representaba 166.000.000.000 de pesetas, ¿hubieran autorizado la operación? Si los componentes de dicha Comisión fueran
profesionales experimentados en la gestión del riesgo --creo que no-- a pesar
de los Sres. Blesa y Vela, tendrían que rechazar la operación. ¿Qué podía saber
el Sr. Blesa de riesgos dada su calidad de Inspector Tributario? ¿Y el Sr. Vela
con intereses en “Martinsa”? No hay que
pasar por alto que este último trabajó en Lehman Brothers Internacional. ¿Qué cifra de atribuciones de riesgos tenían
cada uno?
La
expansión de los balances bancarios en esos años de euforia llegó a cifras que
no se podían pensar en otra época. Unos ejemplos, tomados del "Informe Recarte 2008"[6]:
·
Crédito del sector financiero a otros sectores residentes (2002).
701.663 millones de euros.
·
En el primer trimestre del 2008, la cifra alcanzaba los 1.800.264
millones de euros, de los cuales 1,1 billones sumaba la financiación por
adquisición de viviendas de las familias, más los créditos a promotores y
empresas del sector del a construcción.
Como
se puede observar en el cuadro que se incluye,
en el año 2008 se alcanza la cifra más alta de financiación de las
actividades productivas, que fue cayendo
años tras año hasta la indicada en el último dato.
Para
valorar en sus justos términos las cifras de endeudamiento exterior de las
entidades financieras a finales del año 2007, era de 708.000 millones de euros (el
64% del P.I.B.: 1,1 billones de euros), equivalentes a 11.781.288.000.000 pesetas, es
decir, casi 12
billones de pesetas. Como ejemplo de lo que representa esta cifra, me viene a la memoria el último Presupuesto
del Estado del anterior Régimen, el de
1976, que no alcanzaba 1 billón de
pesetas. Está claro que la cifra había que actualizarla a ese mismo año del
2007, para que la comparación fuera con valores normalizados. Pero es un ejemplo más de la pérdida de la
referencia de la peseta, al menos en los
primeros años de la andadura del Euro.
No
puedo aportar aquí la totalidad de las inversiones del sistema financiero
español (Bancos y Cajas), pero sí voy a explicitar cifras a mes de Septiembre
de 2013, de los balances bancarios, publicadas en el Anuario Estadístico del
Banco de España (publicado por la AEB):
Ø Inversiones crediticias:
921.730.733 Euros.
En
esta cifras no están incluidas las de aquellas Cajas de Ahorro que se
transformaron en Bancos, algunas tan
importantes como Caixa de Pensiones, Caja de Ahorros de Madrid (Bankia), Caixa
Cataluña y Novacaixagalicia, unas ya convertidas en Bancos y otras pertenecientes al FROB, pero sí voy a reproducir el “Detalle del
crédito y depósitos de las entidades de crédito”, desde el año 2005 hasta el III trimestre de
2013, publicado por el Banco de España,[7] en el que se puede observar la
evolución de la inversión bancaria.
§ Causa
número 6
En Noviembre del 2002 publiqué un
trabajo con el título de “El riesgo de
dirección en las empresas”[8]. En él, además de
otras cuestiones relacionadas con las empresas que cotizan en Bolsa,
desarrollaba lo que yo entendía como una nueva clase de riesgo en las empresas
--no porque no existiera, sino porque no
se solía hablar o escribir sobre el tema—
y que se confundía con los demás riesgos que afectaban especialmente a las
empresas cotizadas, sin excluir a las
demás. Para ello, me basé en un trabajo, titulado: “New risks in the banking business”[9] --para mí, una lección de banca-- cuyo autor,
Walter G. Frehner, representaba
los riesgos del sector bancario en círculos concéntricos, definiendo 4 tipos de
riesgo:
- El
riesgo de crédito, en el círculo
más interior, y a continuación, en sendos círculos:
- Riesgo
de mercado o riesgos de posición.
- Riesgo
operacional, incluidos los riesgos legales.
- Riesgo
empresarial o estratégico, en el círculo más exterior.
La
nueva o definida clase de riesgo, el riesgo de dirección, debía añadirse a los anteriores, que yo situaba en un nuevo círculo, el más
interno. Pero, ¿qué es para mí el riesgo
de dirección? Se trata del riesgo que se
deriva de la gestión de los altos directivos,
el cual podría estar implícito, y de hecho lo está, dentro
del definido como estratégico, pero en mi opinión, dada su importancia,
debe situarse en ese nuevo círculo, separado de los demás. ¿Cuáles son estos riesgos? Precisamente los que son consecuencia de decisiones estratégicas que al paso del
tiempo se demuestra que fueron equivocadas;
el nombramiento de colaboradores o puestos directivos inadecuados, que al final lo único que hacen es crear problemas
dentro de la empresa; operaciones
financieras o inversiones arriesgadas, clásicas o en derivados financieros, más allá de lo que recomienda la prudencia
cuando se está comprometiendo los recursos ajenos, el capital de los
accionistas y el trabajo de las gentes de la empresa; las reestructuraciones
internas condenadas al fracaso, basadas en algunos casos en una burocracia
ahogante; estrategias comerciales
diseñadas sin tener en cuenta para nada la opinión de quienes van a aplicarlas
y la realidad de los mercados; decisiones equivocadas, que no tienen trascendencia económica de
inmediato --que podrían denominarse “pérdidas
silenciosas”-- pues no tienen reflejo en la cuenta de Pérdidas y Ganancias,
pero son reales, y con el tiempo pueden
poner en peligro la propia estabilidad de la empresa; no distinguir en las propuestas de cambios
entre objetivos de empresa y objetivos personales; las de operaciones fuera de balance, que pueden
acarrear grandes problemas, sin
olvidarse , como no, de la “contabilidad
creativa”.
Pues
bien, lo que aconteció en el periodo 2004/2008 en nuestro país, y en especial en la evolución de las
entidades financieras, fue un ejercicio de irresponsabilidad de los directivos
bancarios, al asumir una dinámica de crecer por crecer: el objetivo era
multiplicar el balance y, al mismo
tiempo, generar valor añadido para los accionistas (en el caso de los
Bancos). En las Cajas de Ahorro,
controladas por una amalgama de intereses sectoriales,
sindicales y políticos, a cuyo
frente estaban ejecutivos de dudosa preparación, irresponsables -- como se ha
puesto de manifiesto durante los años posteriores a la crisis-- que han dado al
traste con estas instituciones centenarias,
salvándose de la catástrofe muy pocas.
Pero este tipo de gestión también afectó a algunos Bancos, algunos de los cuales han sido absorbidos por
otras entidades: Banco de Valencia, Banco Pastor y Banco Gallego, sin olvidarnos de Banesto, que en su día tuvo
el segundo grupo industrial más importante de Europa.
Para
el que quiera entrar en detalle y conocer los pormenores de esos años de
crecimiento delirante de muchas de nuestras entidades financieras, les recomiendo la lectura de: “El hundimiento de la Banca”, de Íñigo de Barrón Arniches[10], excelente periodista
de “El País”, en temas económicos y financieros, editado en el año 2012; no obstante,
tengo que hacer una crítica al libro y lo que en él se cuenta y
denuncia: en los años que estaban sucediendo esos hechos relatados, no fueron
denunciados ni por su autor ni por el periódico donde escribe. Eran años de silencio para no desequilibrar
al equipo gobernante.
§ Causa
número 7
La
inhibición del Banco de España en la concentración de riesgos sectoriales –insisto-
y el endeudamiento exterior de nuestras
entidades financieras, ha propiciado la situación actual, es decir, nuestra crisis económica. Desde hace meses, estamos
conociendo el papel desempeñado por la Inspección (supervisión) de nuestro
banco emisor, pues los inspectores denunciaron que sus informes no se tuvieron
en cuenta por los altos responsables de nuestro Banco Central y, en
consecuencia, la crisis financiera fue algo que se pudo evitar o al menos
paliar. No tengo dudas.
En la primera página del diario “El Mundo” del 21 de febrero de 2011, se destacaba la
siguiente noticia: “Los inspectores del
Banco de España avisaron al Gobierno de la crisis en 2006”. En las interiores se reproducía el aviso
que habían hecho llegar al Gobierno con fecha 26 de mayo del citado año, en el que ponían de manifiesto el riesgo
acumulado por nuestras entidades financieras en el sector inmobiliario y el
desmedido crecimiento de la financiación externa, pero el Vicepresidente Económico, D. Pedro Solbes --destinatario de la nota informativa-- no le dio importancia, ni tampoco los Gobernadores del Banco de
España, D. Jaime Caruana (a punto de finalizar su mandato), ni D. Miguel Fernández Ordóñez, obediente a su partido.
Para el autor de este artículo ese aviso no era ninguna novedad, pues
--como afirmaba en mi artículo, “Stiglitz, Cajas e inseguridad jurídica”[11]-- en las “Memorias de Supervisión
Bancaria”, de los años 2002 y 2003,[12] publicadas en el primer semestre de cada unos
de los años siguientes (2003 y 2004), ya
se ponía de manifiesto: “Dado el
mantenimiento de tasas muy elevadas de crecimiento del crédito hipotecario
puede llegar a alterar las condiciones del equilibrio financiero estructural de
la entidad, haciendo necesario el
recurso creciente a emisiones de valores en los mercados y exponiendo a la
entidad a los riesgos de las condiciones cambiantes (liquidez y precios)... los
órganos de administración de cada entidad deben reflexionar sobre los mecanismo
necesario para conocer la evolución de estos riesgos, controlarlos y limitarlos…” (Memoria
2003). El mismo periódico citado más
arriba, le dedicó con fecha
21.05.2003, una de sus páginas de economía a la Supervisión
Bancaria, con el siguiente título: “El Banco de España pide a bancos y cajas
que concedan menos hipotecas”,
haciendo un análisis de los datos contenidos en la “Memoria de
Supervisión Bancaria” del año 2002.
Creo, y así lo he escrito, que el año 2004 fue el año decisivo para poner orden en la
inversión bancaria, estableciendo
límites sectoriales y reconduciendo
nuestra economía para hacerla más diversificada (¿no se trataba de eso?), pero el Gobierno recién elegido en las urnas
con la economía con viento en popa, no
hizo nada (no hay más que constatar las inexistentes medidas económicas de ese
año y los siguientes), confiando el Sr.
Solbes exclusivamente en los “estabilizadores
automáticos de la economía”, de los
que tanto le gustaba hablar, y, posteriormente, negando la crisis más veces que las del
personaje bíblico de su mismo nombre. (El Sr. Solbes también tiene en su debe
la venta de oro del Banco de España, que
ya casi nadie recuerda y no se ha investigado). Y los
Gobernadores del Banco de España, tanto el Sr. Caruana (2000-2006),
como su sucesor, el Sr. Fernández Ordóñez (desde Julio 2006), tampoco tomaron decisiones dentro de las
facultades que tenían para poner orden en el sector financiero. Ignoro si hicieron llegar informes al
Gobierno socialista sobre la situación. Fue
la incomodidad de los Inspectores
del Banco de España ante esta dejación de funciones de sus superiores, la
que les llevó a publicar con fecha 19 de
mayo del 2010, en el diario citado al
principio, un artículo titulado: “Crisis, regulación y supervisión”, en el que entre otras cosas reclamaban un
marco normativo de la Inspección del Banco de España y un estatuto de autoridad
pública. Pero con anterioridad a esta situación denuncia, un Inspector del Banco de España, D. Fernando Martín, con valentía encomiable, publicó con fecha 20.11.08[13] un artículo, titulado “Las
posibles causas de la crisis financiera”,
en el que incidía en la inversión bancaria, las auditorías bancarias y el papel del
colectivo inspector del Banco de España. En fechas posteriores, le dirigí una carta con mis opiniones y
sugerencias, de la que recibí un amable
acuse de recibo, que yo entendí.
Dentro del contexto general de la
crisis financiera, los problemas de las
Cajas de Ahorro vienen derivados de la mala gestión realizada por sus
dirigentes, pero no es menos cierto que, por razones electorales, el Banco de España perdió demasiado tiempo en llevar a cabo su saneamiento, además de modificar en el 2010, cuando la crisis de las entidades se hizo más
aguda, las normas sobre la cobertura de
las operaciones dudosas, recogidas en el
Anexo IX, de la Circular 4/2004. Estas
modificaciones, más convenientes en
situaciones económicas normales --como
preventivas— dado el crecimiento desmedido del crédito al sector
inmobiliario/residencial, vinieron a
empeorar la situación del sector financiero.
El Banco de España recibe mensualmente los Balances y Cuentas de
Resultados de las entidades financieras,
además de otra información detallada, contando además con la CIRBE, documento
excepcional, donde están desglosados
los riesgos concedidos por las entidades financieras, donde se detallan los
titulares de las operaciones de distinto tipo,
con nombres propios. Parte de esa
documentación, los denominados estados “UEM”, se hace seguir al Banco Central Europeo.
En resumen, el Banco de España fue colaborador necesario y determinante en nuestra
crisis financiera, convertida
posteriormente en crisis económica,
inhibiéndose en la toma de medidas para que el crédito bancario al sector
inmobiliario/residencial no creciera dos dígitos de año en año, con la
aquiescencia pasiva de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de
Economía. Gracias a eso, nuestra crisis financiera y económica ha
generado 5 ó 6 millones de parados, el crecimiento de nuestro PIB en estos años recientes, ha sido negativo y la Deuda Pública alcanza
al III trimestre de 2013 el 93,4% de
nuestro PIB, además de la crisis social en
la que está inmerso nuestro país.
Pero no podemos silenciar que nuestro regulador e inspector de las
entidades financieras, ha estado
asistido en estos años de las grandes compañías auditoras que ejercen en
nuestro país, que tendrían que haber
puesto de manifiesto en sus informes la verdadera situación de las entidades
financieras con problemas, pero cuyas
auditorías fueron clasificadas de “limpias”,
cuando ya tenían problemas. Sobre ello, tengo publicado un trabajo, titulado: “El discreto encanto de las auditorías
bancarias”[14], que se puede obtener en la Red (www.jubiladosbp.com/.), que me libera de extenderme en el tema.
III. CONCLUSIÓN
Como
se puede deducir del referido anteriormente, el inicio de los problemas de
nuestras entidades financieras no puede situarse en un momento concreto, en una
fecha, como si se tratara de la referencia que se hizo famosa a raíz del inicio
de la crisis de insolvencia de un determinado país del Cono Sur americano, sino
que es consecuencia de una serie de causas encadenadas. No obstante, soy
optimista y pienso que nuestras entidades financieras saldrán adelante una vez
reestructuradas, pero mientras tanto el crédito bancario, tan necesario para la
recuperación económica de nuestro país, no fluye a las pequeñas y medianas
empresas, ni a los autónomos y, en consecuencia, no disminuye el número de
personas sin trabajo.
Pero
como la crítica bien entendida debe llevar aparejada alguna aportación
positiva, quiero terminar aquí con una recomendación -que no es mía-- dirigida
a quienes dirigen nuestras instituciones financieras, que ya hice en alguno de
mis trabajos publicados. Se trata de un párrafo de la conferencia que en Junio
de 1987 pronunció en el Banco Mundial, en Washington[15], el recordado Subgobernador del Banco de España, D. Aristóbulo de
Juan, titulada: "De
buenos banqueros a malos banqueros", cuya lectura recomiendo a los interesados en el conocimiento del
sector financiero y a los aprendices de banqueros, que en una de sus
conclusiones decía:
"Los banqueros
y los políticos pueden caer en la tentación de considerar que las crisis
financieras se deben siempre a causas propias del sistema en su conjunto y a
razones macroeconómicas. Los malos banqueros encuentran así un buen argumento
para abogar por una política macroeconómica que les sea favorable o para que el
gobierno les salve con subvenciones. Los políticos encuentran un buen argumento
para aplicar únicamente remedios macroeconómicos, para salvar a unos y a otros
indiscriminadamente sin crearse enemigos o, lo que es peor, para cruzarse de
brazos y no hacer nada."
Pero
también quiero recomendar la lectura de otros libro, titulado: “El
dinero de los demás y de cómo lo utilizan los banqueros”,[16] del que es autor Louis D.
Brandeis, que fue Juez del Tribunal
Supremo de Estados Unidos, que “constituye un riguroso, didáctico y contundente análisis del papel
del banquero y de los mecanismos de acumulación de poder económico”, según
reza en la contraportada. El libro fue escrito y publicado en el año 1914, hace un siglo, pero
está lleno de actualidad. Me va a
permitir la editorial Ariel, que
reproduzca el último párrafo del libro:
“Ningún país puede permitirse que su
prosperidad pertenezca a una pequeña clase dominante. La riqueza de los Estados Unidos de América
no reside en los cerebros del pequeño grupo de hombres que hoy controlan las
grandes empresas. Esa riqueza depende de
las invenciones de hombres desconocidos,
de la iniciativa de hombres desconocidos, de las ambiciones de hombres
desconocidos. Cada país se renueva
merced a quienes irrumpen de entre las filas de los desconocidos, no de entre los ya famosos y poderosos que
mandan.”
La
frase es de Thomas Woodrow Wilson,
que fue Presidente de Estados
Unidos durante dos mandatos (1913-1921).
José Gómez Blanco. Analista Financiero (IEAF). Generalista bancario.
Santiago, 10 de
enero de 2014
[1] Publicado, además,
en “Revista de Finanzas y Banca”,
30.06.2011.
[4] Publicado en “Cinco Días”, 17.10.2008
[5] Publicada en “El País”,
27.02.2011
[6] Alberto Recarte: “La crisis financiera internacional y el
crack financiero español”, publicado en
“Libertad Digital, XIII capítulos y I
Anexo.
[8] Técnica Contable.
Número 647, Noviembre 2002.
[9] Revista
“Prospects”, editada por Swiss Bank
Corporation, Marzo 1993.
[10] Ediciones Catarata,
2012.
[11]“El Correo Gallego”, el 29 de enero de 2011.
[12] Memorias de
Superivisión Bancaria, Banco de España.
[13] “El
Confidencial-Cotizalia”, 20.11.2008.
[14] Jubilados 2.0. BP. 29 de abril de 2009.
[15] Conferencia en el
Instituto de Desarrollo Económico del Banco Mundial, Junio 1987.
[16] Ariel Economía- 1ª
edición , junio 2012. Traducción y prólogos 1994 y 2012, de José Luis Blanco Ruíz y Ramón Girbau
Pedragosa. Edición original en inglés,
1914.