sábado, 8 de diciembre de 2012


EL NUEVO SISTEMA FINANCIERO ESPAÑOL
La crisis del sistema financiero español,   iniciada en el ya lejano 2008,  sigue sin resolverse y,   a mi modo de ver,  las medidas que se están tomando,  lejos de resolver el problema,  lo están  complicando.  En  este  artículo voy hacer de “outsider” bancario,  tratando de ser objetivo en mi exposición.
Si ya fueron equivocadas las decisiones del anterior Gobierno socialista,  con la determinación de convertir las Cajas de Ahorros  en Bancos,  sin explorar otras alternativas que podía haber, entre ellas la nacionalización de las entidades en dificultades, como hicieron los ingleses,  para después restituirlas a su antiguo  “status”,   previa una reforma profunda de la Ley de Cajas de Ahorro de 1985,  especialmente en lo que respeta a sus órganos de gobierno,  y  dando acceso a su financiación en el Mercado de Valores,  mediante su transformación en Sociedades Comanditarias por Acciones   --modificando la Ley de Sociedades de Capital--  con lo cual su capital estaría repartido entre la Fundación y  accionistas privados.   Con ello se hubiera mantenido la Obra  Social de estas instituciones,   tan necesarias ahora mismo para paliar el problema social de los desahucios.   
Otro grave problema fue haber permitido la absorción o fusión de este tipo de entidades con la creación de nuevos Bancos,   sin antes haber  sometido sus Balances a una auditoría profunda y profesional,   con la colaboración de los Equipos de Inspección del Banco de España,   conocedores de la verdadera situación de cada entidad.    Pero no fue así,   y una parte de estas entidades fueron a parar a  Bancos ya existentes,   con ayudas de dinero público,   incluyendo al Banco de Valencia,   cedido a  Caixa Bank,   favoreciendo de esta manera  la concentración de nuestro sistema financiero en pocas entidades,   agravando el riesgo sistémico,  con el peligro que esto representa para la economía nacional.  Para los no iniciados,  hay que decir que el  riesgo sistémico se produce o puede originarse  cuando crece mucho el tamaño de una entidad financiera,   y  su quiebra puede suponer un riesgo para la estabilidad del sistema financiero de un país.
Ahora mismo,  el grueso de   nuestro sistema financiero se concentra  en seis  Bancos, más Bankia (que ya veremos cómo termina  después de saneada).   El total de activos de estas entidades ( 1,7  billones de euros),  es aproximadamente 1, 6  veces nuestro Producto Interior Bruto (año 2011:  1,07 billones de euros a precios de mercado).  El  resto de las entidades  (Cajas de Ahorro convertidas en Bancos,  entre las que se encuentran varias que necesitan sanearse con dinero público),  sus activos suman 490.000 millones de euros.    Al  final,   cuando termine todo este proceso, la mayor parte de las Comunidades Autónomas se van a quedar sin entidades financieras propias (Cajas de Ahorro y Bancos),  lo que traerá problemas  en el futuro para la financiación del sector privado de esas  Regiones.  Un caso especial es del de Cataluña.  Con un 20% del  PIB español,   las dos principales entidades catalanas,  Caixa Bank y Banco de Sabadell,   con las absorciones realizadas,  gracias a los fondos públicos,    sus activos suponen el 50%  del PIB nacional.  En las actuales circunstancias políticas,   no parece muy acertada la permisibilidad del Banco de España y de nuestro Gobierno en potenciar el sector financiero catalán.   Ya veremos en el futuro adónde van a parar geográficamente las inversiones de recursos de esta distribución asimétrica de nuestro sistema bancario.   Es curioso que la auditoría realizada por la firma de auditoría “Deloitte”  al Banco de Valencia  --la última entidad endosada--  del ejercicio 2010,  no tuviera salvedades.    Esta misma firma auditora fue la que elaboró  el informe  de “Bankia” que tuvo como consecuencia o coadyuvó a la dimisión de D. Rodrigo Rato.   Hace algún tiempo publiqué  --en Iberfinanzas.com--  un  trabajo titulado: “ El discreto encanto de las auditorías bancarias”, en el que me extiendo sobre el papel desempeñado por las sociedades auditoras en nuestro país. 
Pero la concentración de entidades no ha terminado.  Faltan  aquellas en las  que el FROB (Fondo de Reestructuración  Ordenada Bancaria)   ha inyectado  fondos públicos,   como son: NovaGalicia  Banco  y Catalunya Bank,   entre otras.   Sin duda,   el  Banco Santander y  el BBVA  están entre las sociedades absorbentes  con más posibilidades.    Es decir,   al final de todo este proceso de reestructuración bancaria,   tendremos entidades de gran tamaño,   en función de nuestro PIB,   que  tutearan  a cualquier Gobierno de la Nación (aunque tenga a su disposición el BOE)  y  habrá menos competencia bancaria,  con grave perjuicio  para los usuarios bancarios,   a los que impondrán condiciones más gravosas.  Ahora mismo las entidades emisoras de tarjetas de crédito y otras,  están gravando con intereses por encima del 25% los pagos aplazados de este tipo de crédito,  y ni el Gobierno,  éste y el anterior,  ni el Banco de España,  interviene para moderar estos tipo de interés de usura.
Mientras esto ocurre en nuestro país,  la EBA (Autoridad Bancaria Europea),  además de los “test de estrés”  realizados a las entidades más importantes del sistema financiero europeo,  está obligando,  como consecuencia de ello,   a  recapitalizarse a aquellas entidades que no han obtenido la calificación mínima exigida de capital.  Bajo mi punto de vista,  que los Bancos tengan de “core capital” (capital básico)  el  7% ó 9%  de sus  Activos,  no es demasiado importante –que también--  cuando los recursos ajenos  representan alrededor del 90% de la inversión contabilizada.  Lo más importante es la gestión del “riesgo de interés” (que se pone de manifiesto en momentos como los actuales en que la inversión bancaria prácticamente no existe fuera de la Deuda Pública)  y  “riesgo de liquidez”  --en las auditorías españolas disimulado bajo el título de “Estado de  plazos residuales” -- (que indica el grado de estabilidad financiera),   además de la gestión adecuada y primordial del “riesgo de inversión”,  para lo cual,  como vengo proponiendo desde hace tiempo,  es necesario que el Banco de España limite  porcentualmente  la inversión sectorial.    Si esto se hubiera hecho hace años,   la inversión inmobiliaria y  residencial de nuestras entidades financieras no alcanzaría el volumen que determinó el elevado endeudamiento exterior y,   en consecuencia,   la crisis económica y financiera que estamos padeciendo sería inexistente o más llevadera.

Para terminar un comentario sobre la percepción y valoración de la gestión de nuestras entidades financieras. Con fecha 29.11,   “El Mundo”  publica un artículo de D. Luis María Ansón,  titulado “La trampa semántica de la “crisis bancaria”,    en el que no escatima elogios a los bancos españoles y la excelente gestión de nuestros banqueros.  No sé cuál es el motivo del autor de este “botafumeiro” periodístico,  sin duda exagerado y falto de objetividad.    En esta ocasión no anduvo muy fino  su autor  en su  sección periodística de “Canela Fina”.
Santiago,  30 de noviembre de 2012
José Gómez Blanco.
PUBLICADO EN:  “4uPress”   y  “diarioliberal.com”