sábado, 5 de abril de 2014

LA CRISIS FINANCIERA: ORIGEN, CAUSAS Y CULPABILIDAD

LA CRISIS FINANCIERA:  ORÍGEN, CAUSAS Y CULPABILIDAD.

A finales del año 2010,  cuando nuestra crisis económica estaba en su apogeo  --derivada del desastre financiero de nuestras instituciones de crédito,  sobre todo Cajas de Ahorro-- escribí y publiqué un artículo titulado: “¿Cuándo se fastidió la Banca en España?”,   Me llevó a ello mi condición de ex bancario,  con varias décadas de ejercicio de esta profesión,  que para mí fue y sigue siendo un oficio,  pues  –para dominarla,  para entenderla— hay que empezar desde abajo, desde las tareas y conocimientos más simples, a lo más complicado (después vendrá la especialización), y eso ayudará a uno,  cuando tenga que tomar decisiones comprometidas hacer una valoración equilibrada.  Hace años,  un Director que tuve en Barcelona, pronunció una frase que en aquel momento me pareció una ocurrencia,  una liviandad: “La Banca es tan fácil,  que es muy difícil”.  Pasado el tiempo,  reflexionando sobre ella,  me di cuenta de que en pocas palabras había acertado con la definición. 

Descriptores: crisis financiera,  crisis económica,  causas,  Banco de España, inhibición.

I. Introducción

A finales del año 2010,  cuando nuestra crisis económica estaba en su apogeo  --derivada del desastre financiero de nuestras instituciones de crédito,  sobre todo Cajas de Ahorro-- escribí y publiqué un artículo titulado: “¿Cuándo se fastidió la Banca en España?”,  que aún se puede obtener en la Red, especialmente en (www.marioconde.org/foro/)[1]. Me llevó a ello mi condición de ex bancario,  con varias décadas de ejercicio de esta profesión,  que para mí fue y sigue siendo un oficio,  pues  –para dominarla,  para entenderla— hay que empezar desde abajo, desde las tareas y conocimientos más simples, a lo más complicado (después vendrá la especialización), y eso ayudará a uno,  cuando tenga que tomar decisiones comprometidas en el ejercicio de la profesión, a moverse en “el filo de la navaja”, para no caer hacia un lado o hacia otro, sino para llegar a una decisión equilibrada. Un Banco, una entidad financiera,  es una institución que maneja aproximadamente el 90% de sus recursos para la inversión de fondos procedentes de sus clientes, lo que determina que su administración debe ser sólida y rigurosa.  

Bajo mi punto de vista,  que los Bancos tengan de “core capital” (capital básico)  el  7% ó 9%  de sus  Activos,  no es demasiado importante –que también--  cuando los recursos ajenos representan un altísimo porcentaje de la inversión contabilizada.  Lo primordial es la gestión del “riesgo de interés” (que se pone de manifiesto en momentos como los actuales en que la inversión bancaria prácticamente no existe fuera de la Deuda Pública)  y  “riesgo de liquidez”  --en las auditorías españolas disimulado bajo el título de “Estado de  plazos residuales” -- (que indica el grado de estabilidad financiera),   además de la gestión adecuada y primordial del “riesgo de inversión”,  para lo cual,  como vengo proponiendo desde hace tiempo,  es necesario que el Banco de España limite  porcentualmente  la inversión sectorial.    Si esto se hubiera hecho hace años,  la inversión inmobiliaria y  residencial de nuestras entidades financieras no alcanzaría el volumen que determinó el elevado endeudamiento exterior y,   en consecuencia,   la crisis financiera, convertida después en la crisis económica,  que estamos padeciendo,  ésta sería inexistente o más llevadera. Esta limitación se vería reflejada en crecimiento de PIB,  que lo haría moderadamente, pero ¿qué es más beneficioso,  un crecimiento moderado de la economía o que una crisis económica haga retroceder  el crecimiento  acumulado de dos dígitos?
A la Banca le fue bien cuando invirtió los recursos con sentido común; las crisis bancarias vinieron cuando se administraron mal,  con inversiones que no cumplían los mínimos exigidos de seguridad y rentabilidad,  haciendo caso omiso de las reglas más elementales de la gestión del riesgo, como ocurrió en las últimas décadas, en la se concentró sectorialmente la inversión, y se derivó parte de esos recursos en “inversiones exóticas” (instrumentos financieros de alto riesgo) o se dedicó a colocar entre sus clientes emisiones productos de Renta Fija,  o híbridos,  de muy limitada liquidez.  

Cuando ya ha transcurrido el año 2013, abrasados por los impuestos y  con un paro insoportable,   conviene echar la vista atrás y analizar cuáles han sido las causas que originaron la crisis financiera en nuestro país. En el año 2008 contábamos --según la valoración de nuestro Presidente del Gobierno en aquellas fechas-- con un sistema  financiero envidiable, sólido, el mejor de nuestro entorno y más. Después se pondría de manifiesto la crisis larvada de nuestras Cajas de Ahorro y la puesta en marcha de un fondo de rescate (FROB) preferentemente para estas instituciones financieras, y se fueron conociendo                                                         las dificultades para mantenerse como tales, viéndose abocadas  ---por determinación del Gobierno anterior y el actual-- a convertirse en Bancos,  cuando había otras soluciones para mantener las Cajas de Ahorro,  en las que pudieran convivir los socios institucionales (Fundaciones)  y  accionistas privados (cotizando en Bolsa su capital),  que hubiera impedido las cuotas participativas, obligaciones preferentes, etc.,  pero se optó por otra solución, cuyos perjuicios se verán más adelante.

Pero tampoco los Bancos se encontraban en una situación envidiable --como fue anunciado— sino con dificultades evidentes, unos más que otros, debido a la creciente morosidad,  sobre todo del sector inmobiliario/residencial, además de hacer frente al endeudamiento exterior. El mercado interbancario no funciona en nuestro país desde hace años, y en los mercados exteriores hay muchas dificultades para obtener fondos. Menos mal que  el  BCE dota de liquidez a nuestras instituciones bancarias al 0,50% de tipo de interés,  pero la mayor parte de esos fondos van destinados a la compra de Deuda Pública,  ya que dicha institución no puede hacerlo directamente.

Lo que sigue es un modesto estudio realizado por profesional de la Banca, fruto de la experiencia y la observación y, por qué no decirlo, también de la investigación sectorial y económica. Que los lectores valoren lo que  se dice en este trabajo, que puede ser --modestamente-- una base para hacer un estudio más amplio y, sin duda, más riguroso de los orígenes y consecuencias de la crisis financiera en España.

II.            Causas de nuestra crisis bancaria

Para dar respuesta a la pregunta de la introducción, creo que el origen no tiene una fecha concreta y que la causa no es única, sino que es consecuencia de una serie de hechos y situaciones que dieron al traste con nuestro sistema financiero. Estas causas, no coincidentes en el tiempo, ni excluyentes, se pueden enumerar así:

1.     Rejuvenecimiento de las plantillas bancarias, prescindiendo del conocimiento y la experiencia, con         poco ahorro de costes.
2.     Expansión de los balances bancarios, sin bases sólidas. Concentración de riesgos sectoriales.               Expansión territorial.
3.     Internacionalización de la banca: endeudamiento exterior, inversiones en derivados de crédito de alto     riesgo. Riesgo sistémico.
4.     Periodo de tipos de interés bajos y, por tanto, escasa rentabilidad entre depósitos e inversiones, que     obligaron al crecimiento de los balances.
5.     Pérdida de la referencia operacional en pesetas. En la concesión de operaciones no se tuvo en cuenta   su contravalor en pesetas.
6.     Dirigentes bancarios carentes de profesionalidad y conocimientos. Irresponsabilidad.
7.    La inoperancia e inhibición del Jefe del Gobierno, Ministro de Economía y Gobernador del Banco de    España.

Trataré de desarrollar estas causas enunciadas, unas con mayor extensión que otras, o de forma  implícita, pues otra pretensión sería más propia de una tesis doctoral, que no es el caso. Para ello echaré mano de lo que decía en algunos de los trabajos tengo publicado.

§  Causa número 1.

En noviembre de 2008, publiqué: "La Banca recurrente de D. Emilio Botín y la perplejidad de un bancario",[2]  que contiene algunas claves, y otras que añadiré, de lo que le pasó a nuestras entidades financieras para llegar, quizá, a la peor de las situaciones derivadas de las crisis económicas que hemos padecido desde la considerada como la más grave, la de 1929. Decía en aquellas fechas, que después de la celebración de las elecciones generales, dediqué parte de mi tiempo a reflexionar y a escribir sobre la crisis financiera iniciada en el año anterior en EE.UU., y la nuestra, la inmobiliaria. Fruto de ese empeño fue la culminación de tres trabajos sobre los riesgos bancarios y el papel del Banco de España, que circulan por la Red. Cuando escribí el primero de ellos ahondé en el papel que representó el personal bancario en el cambio producido en las entidades financieras de nuestro país en ese camino inexorable hacia la crisis. Busqué en mis archivos y di con la conferencia del ya desaparecido, D. Rafael Termes --que fue, entre otras muchas cosas, Consejero Delegado del Banco Popular Español y Presidente de la AEB – titulada "El papel de las finanzas en la economía actual"[3], pronunciada en Cáceres en Enero/2004, de la cual seccioné los párrafos que transcribo, que se refieren a los cambios habidos en el sector financiero, al cambio profundo (son sus palabras) habido en el personal de las entidades financieras. Confieso que estas opiniones, las de un personaje muy influyente en el mundo de las finanzas, venían a justificar lo sucedido en el sector bancario en la década de los años 1990 y principios de este siglo, pero los dos últimos párrafos me dejaron perplejo y desconcertado, pues interpreté -no sé si bien-- que era una crítica a los excesos cometidos en el cambio llevado a cabo por las empresas del sector financiero, que después contagió a otro tipo de actividades económicas. Decía D. Rafael Termes al referirse a los cambios profundos en el personal de los bancos y cajas de ahorro -en suma, la totalidad del sistema financiero-- y destacaba dos aspectos:

"Por un lado, se ha pasado de un personal formado en el lugar de trabajo a otro que, al ser contratado, ya dispone, en gran medida, de titulación universitaria. Esta exigencia de una calificación técnica mayor es debida, por una parte, a la necesidad de atender a una clientela empresarial también cada vez más cualificada. Y, por otra parte, a la conveniencia de tener personal preparado para rotar en la colocación de productos financieros, ser capaz de introducir los de nueva aparición y estar al día en el uso de sistemas informáticos. En paralelo, se asumen responsabilidades más pronto, los directivos son mucho más jóvenes, y disminuyen las tareas de tipo puramente administrativo que son realizadas por los ordenadores de la entidad o se subcontratan con entidades especializadas. A mi juicio, en ningún otro sector empresarial tradicional, de la industria o los servicios, se ha producido un cambio tan drástico en la cualificación del personal. Equivaldría a concebir una fábrica o un gran almacén en los que todos los empleados y obreros hubieran sido reemplazados por universitarios; esto no ha ocurrido ni en las fábricas más robotizadas."


Presten especial atención al último párrafo, creo que ahí está la clave de lo que afirmo en la causa número 1 indicada más arriba. Me explico. Es evidente que en los tres últimos lustros, la Banca, el sector bancario en general, sufrió una gran transformación, y ese cambio profundo del que habla el Sr. Termes también tuvo consecuencias en sus plantillas de personal, pero el que fue ilustre banquero en su conferencia no entró en la estrategia empleada, ni en el coste causado a las empresas y, en consecuencia, a sus accionistas.

Lo cierto es que en los años 1990, muchos profesionales fueron invitados a abandonar sus empresas de forma indiscriminada y, en consecuencia, con ellos se fue el conocimiento y la experiencia de la profesión, eso que tanto valoran y hablan los teóricos de la economía de la empresa, pero que no creen en ello. Se fueron los generalistas -- que en la acepción del término según Lázaro Carreter, significa especialista en la totalidad -- tan necesarios hoy en las empresas, sobre todo en los puestos directivos de la banca, siendo sustituidos por gente joven, formada en la Universidad o con estudios equivalentes, en busca de economía de costes y de una mayor preparación para los puestos de trabajo y la venta de productos innovadores.

Debo añadir,  de forma explícita, para que nadie piense lo contrario, que el relevo generacional es necesario en cualquiera actividad, y la mejor preparación, indispensable, pero en la Banca debió hacerse de forma escalonada y reteniendo a los mejores para que fueran maestros de las nueva generaciones. Sobre lo escrito por el Sr. Termes, quiero llamar la atención que " calificación y cualificación no significan exactamente lo mismo.

§  Causa número 2.

La perplejidad a la que me he referido anteriormente, se vio acrecentada cuando leí el discurso de D. Emilio Botín en la Conferencia de Banca Internacional, titulado "El papel del sistema financiero en la economía”[4], en la que propugnaba, ante la crisis actual, la aportación de las entidades bancarias para fortalecer el sistema financiero, resumidas así:

- Relaciones estables y directas con los clientes.
- Centrarse en el negocio recurrente.
- Gestionar con prudencia el riesgo.

Es decir, que después de lo que "llovió" y estaba "lloviendo" con la crisis financiera internacional, nuestro emblemático banquero nos estaba diciendo que la banca tiene que volver a su negocio típico, tradicional, basado en la cercanía a los clientes y en la gestión rigurosa del riesgo. ¡Extraordinario! Menudo descubrimiento después varias reestructuraciones y reorganizaciones llevadas a cabo en los últimos años por parte de las entidades financieras, incluida la banca mediana, por mimetismo, para regresar finalmente a los valores que siempre debieron estar vigentes. Lo que ocurrió en los años siguientes demuestra que no hubo seguimiento por parte de nuestras entidades financieras, salvo casos concretos, de esas líneas de comportamiento. Las relaciones estables con los clientes dejaron mucho que desear (colocación e obligaciones preferentes, cláusula suelo en las hipotecas, productos derivados, etc.). Ni tampoco se centraron en el negocio recurrente: la falta de financiación a la economía real es un ejemplo. Y la prudencia en la gestión del riesgo fue innecesaria, porque a partir de ese año el crédito a clientes fue mínimo, de ahí el derrumbamiento de la economía real. Ahora mismo siguen reestructurando sus sistemas organizativos, concentrando el sector bancario, pero prácticamente al frente de las entidades están los mismos, salvo las antiguas Cajas de Ahorro. Son los que difundieron a bombo y platillo la adaptación a las normas de medición del riesgo impuestas por el "Basilea II", bendecida su implantación en las entidades por el propio Banco de España. El fracaso de su aplicación práctica es evidente y no necesita demostración.
En las Cajas de Ahorro el desastre en la gestión del riesgo, determinó la creación del FROB,  para salvar un buen número de ellas con recursos públicos y su transformación en Bancos.  Otro de los problemas de algunas entidades,  fue la expansión territorial,  la apertura de Oficinas por todo el territorio nacional (Cajas de Ahorro,  Banco Pastor (ya desaparecido),  buscando duplicar o triplicar el Balance, ignorando que para hacer rentable una Oficina hacen falta dos o tres años,  siempre que esté bien localizada. El volumen no es “a priori” sinónimo de rentabilidad.  Expansionar la Red de Oficinas,  expansionar el crédito sin la rentabilidad adecuada,  no garantiza que los recursos invertidos generen beneficios adecuados a la expansión realizada y a las inversiones crecientes. Se conseguirá aumentar el tamaño del Balance, como hicieron muchas entidades,  pero no evitarán la crisis.

Pero siguiendo con los análisis de las causas que provocaron la situación actual, los grandes "magos" de las finanzas, los altos directivos, no contaban con que las crisis económicas sufren metamorfosis y no siempre se presentan iguales. No contaban, ni tan siquiera valoraban, que eso que se dio en llamar productos derivados en su variada diversidad, titulizaciones, cdo,s, cds,s, etc. llevaban en sí mismos un virus contagioso y mortal, que los jóvenes dirigentes, inexpertos, sin experiencia del pasado, engreídos en su limitada sabiduría, no supieron detectar a tiempo, pues en las empresas ya no quedaban generalistas ni especialistas en virología bancaria que les pusieran en aviso. Es como si todos fueran inoculados con un virus que les hiciera perder la razón. Las consecuencias de esta pérdida de cordura  es  manifiesta en la situación económica actual: la Banca de nuestro país, inmersa en esta "crisis perfecta", iniciada al otro lado del Atlántico, ha sufrido pérdidas superiores al montante de sus Fondos Propios, como arriesgó hace tiempo algún especialista económico citado en el último de mis trabajos (léase a D. Alberto Recarte).


§  Causa número 3

Una crisis bancaria puede afectar a una o varias entidades financieras, a un país o a varios países,  o desarrollarse como una crisis sistémica poniendo en cuestión el sistema financiero internacional.  Cuando esto sucede,  la crisis financiera se transforma en una crisis económica afectando a todos los sectores,  no sólo el financiero,  y de consecuencias imprevisibles.  Pero no es objetivo de este trabajo analizar este tipo de situaciones,  sino centrarse en las causas que pueden provocar una crisis en una entidad financiera.

En primer lugar,  hay que establecer que esa teórica crisis bancaria no vendrá originada por el Pasivo de la entidad,  salvo que se trate de un fraude masivo,  situación impensable. La crisis siempre vendrá –como sostiene un viejo amigo con mucha experiencia y responsabilidades en el sector bancario--  por la gestión del Activo,  es decir,  por la inversión,  la clásica y la financiera, en especial, las titulizaciones,  en sus diversas fórmulas, y los derivados financieros.  Con el Pasivo --la financiación--  se puede incurrir en una mala gestión de tipos de interés, remunerando los recursos a tipos por encima de los habituales en el mercado,  casi siempre por problemas de tesorería,  al fallar los reembolsos de las inversiones en clientes y,  por tanto,  la imperiosa necesidad de liquidez.  Pero en este caso,  estaremos aparentemente ante en una situación de riesgo de tipo de interés,  pero el problema subyacente no será el Pasivo,  sino el  Activo,  debido a las  inversiones realizadas,  con dificultades para su recuperación.  Si la inversión de la entidad es mala,  de poco valen las inyecciones de liquidez procedentes del regulador, ya que sólo servirán para demorar un problema de solvencia.  Al final,  la intervención de la entidad por parte del banco central se hace inevitable.  

Nuestros grandes bancos optaron por la internacionalización, formando parte de eso de lo que se habla mucho últimamente: el riesgo sistémico, que no es otra cosa que el peligro que representan para las economías nacionales y la mundial, la quiebra de este tipo de entidades. ¿Se imaginan la catástrofe económica que supondría para nuestro país la quiebra de uno de nuestros grandes bancos?  Como afirmé en otro de mis trabajos, el tamaño del balance del Banco Santander, consolidado,  es similar al de nuestro PIB, sin entrar en otras valoraciones. 
Meses después de estallar la “crisis subprime” en Estados Unidos,  transformada después en crisis financiera mundial  --ahora crisis económica--  en los grandes centros de decisión (FMI,  G-20, etc.),  se estaba propiciando la limitación del tamaño de las entidades financieras,   por aquello de que “una gran entidad no puede quebrar”,  pero puede provocar una crisis nacional  (Irlanda)  y,  si son varias, una crisis mundial (EE.UU).   Parece que eso está olvidado,  ya no es el problema.  En el gráfico que figura a continuación,  se puede observar el tamaño del sector bancario de varios países en relación con el PIB del año 2009,  y la diferencia con Irlanda.  Siempre pensé y sigo pensando,  que el tamaño del sistema financiero de un país debe estar acorde con el tamaño de su economía. El gráfico que reproducimos a continuación,  es muy significativo y explica el problema del sistema bancario irlandés,  pero también se puede observar el tamaño de nuestro sector bancario en comparación con el de otras economías nacionales más grandes que la nuestra.
               

Pero hay más,  en una entrevista al Ex Primer Ministro Británico,  Gordon Brown [5] --que fue el primer mandatario europeo que tomó medidas drásticas para salvar el sistema bancario de su país--  realizada por los periodistas  M.Evers y C. Pauly  --muy interesante--  habla de los análisis que se hicieron en el año 2007, a ambos lados del Atlántico, sobre lo que ocurriría en el caso de que se hundiera un único banco,  pero no analizaron las interrelaciones dentro del sistema,  llegando tarde a la conclusión de lo que pasa en un banco tiene repercusiones en muchos otros,  de  ahí  la necesidad contar son un sistema de control financiero global.  Y añade algunas afirmaciones, que he abreviado,  tales como:

·         Los riesgos hipotecarios de EE.UU. fueron los desencadenantes de la crisis.
·         La mitad de los valores-basura  generados se vendieron a bancos europeos.
·         Los responsables de Lehman ocultaron su verdadera situación financiera.  En su opinión, no se puede responsabilizar a un supervisor cuando un banco falsea sus balances. ¿?
·         No tuvieron en cuenta las interdependencias entre las diversas instituciones financieras.  Lo que pasa en un banco tiene repercusión en muchos otros.
·         En algún momento,  los gigantes financieros globales se han desvinculado de los principios que exigimos a otras instituciones (confianza, integridad, responsabilidad).   Los banqueros se regían por otras normas.

La economía tiene sus ciclos y cuando se está en las fases de estancamiento o de depresión no son sostenibles beneficios crecientes de año en año, como si no pasara nada, pues van en contra la naturaleza económica, que al final reacciona, como lo hace la biosfera, produciendo catástrofes económicas y sociales. Los "agujeros" que se descubrieron y se pusieron de manifiesto en la reestructuración de las Cajas de Ahorro y algunos Bancos,  silenciados por el Banco de España en su momento, no así por sus inspectores, son un ejemplo de la "contabilidad creativa" llevada a cabo durante años por las entidades financieras,  a la que no fueron ajenas las sociedades auditoras,  a las que mencionaré al final.

§  Causa número 4.

Pero aquellos que hayan vivido la profesión de forma intensa y extensa en las últimas décadas, necesariamente tuvieron que reflexionar, desde fuera, sobre el gran cambio experimentado por sus empresas en los últimos años: cifras de negocio crecientes, espectaculares; beneficios duplicados o triplicados, expansión de Oficinas,  cualquiera que fuera la situación económica de esos años, pues los nuevos productos e inversiones creativas permitían expansionar sus Balances y las Cuentas de Resultados, para ello, en un escenario económico de tipos de interés bajos y, en consecuencia, con diferenciales (o spreads) muy cortos, no dudaron invertir sin control en el sector inmobiliario/residencial, dulcificando el análisis del riesgo, y recurrir --dado que el ahorro interior era insuficiente-- al endeudamiento exterior, que, fuera del euro, llevaba aparejado el riesgo de cambio. La inmovilización de importantes recursos en el sector inmobiliario/residencial,  con tipos de interés referenciados al Euribor, con diferenciales muy bajos (Euribor+0,25),  hicieron escasamente rentables estas inversiones.  Hay que pensar que en una operación hipotecaria, la entidad financiera “se casa” con el hipotecante, pero no así el cliente con el Banco, es decir, el cliente puede cancelar la hipoteca en cualquier momento, con un mínimo de comisión,  pero el Banco no puede hacerlo cuando no le sea rentable.  Resultado: algunas de nuestras entidades financieras (BSCH, BBVA, Caja Madrid, Caixa Galicia y otras más pequeñas) para mantener los beneficios ficticios crecientes, tuvieron que desprenderse de sus inmuebles, edificios y oficinas (la estructura sólida del Balance),  aconsejadas por el Banco de España, mediante operaciones similares al " lease back" (opción de recompra), para generar ganancias destinadas a incrementar las provisiones para morosidad y mantener los dividendos,  al mismo tiempo que incrementaban los gastos generales en forma de alquileres. ¡Extraordinario!

§  Causa número 5.

Pero en nuestra crisis bancaria hay otra causa no menos importante, el cambio de peseta al euro hizo que se perdiera la referencia de valor en nuestra antigua moneda, es decir, las nuevas generaciones del euro no fueron conscientes del valor real en pesetas de las transacciones bancarias --sobre esto ya incidió en alguno de sus libros el Profesor Leopoldo Abadía.  Para mí  –sé que la  afirmación que sigue es polémica-- el cambio de moneda, de la peseta al euro,  fue “la gran estafa”, dado que los salarios y rentas de tradujeron nominalmente a la nueva moneda,  pero los precios de productos y servicios se multiplicaron ya desde el inicio de la andadura de la nueva moneda.

Como ejemplo de esa pérdida de referencia,  quiero poner un ejemplo,  y que los lectores valoren lo que afirmo. En Abril 2007,  la  Caja de Ahorros de Madrid concedió a “Martinsa” de 1.000 millones de euros, meses después fallida por la suspensión de pagos de “Martinsa-Fadesa”. Si la Comisión de Riesgos que autorizó la operación en Caja Madrid,  hubiese valorado que la operación representaba 166.000.000.000 de pesetas, ¿hubieran autorizado la operación?  Si los componentes de dicha Comisión fueran profesionales experimentados en la gestión del riesgo --creo que no-- a pesar de los Sres. Blesa y Vela, tendrían que rechazar la operación. ¿Qué podía saber el Sr. Blesa de riesgos dada su calidad de Inspector Tributario? ¿Y el Sr. Vela con intereses en “Martinsa”?  No hay que pasar por alto que este último trabajó en Lehman Brothers Internacional.  ¿Qué cifra de atribuciones de riesgos tenían cada uno?

La expansión de los balances bancarios en esos años de euforia llegó a cifras que no se podían pensar en otra época. Unos ejemplos, tomados del "Informe Recarte 2008"[6]:

·         Crédito del sector financiero a otros sectores residentes (2002). 701.663 millones de euros.
·         En el primer trimestre del 2008, la cifra alcanzaba los 1.800.264 millones de euros, de los cuales 1,1       billones sumaba la financiación por adquisición de viviendas de las familias, más los créditos a               promotores y empresas del sector del a construcción.

Como se puede observar en el cuadro que se incluye,  en el año 2008 se alcanza la cifra más alta de financiación de las actividades productivas,  que fue cayendo años tras año hasta la indicada en el último dato.

Para valorar en sus justos términos las cifras de endeudamiento exterior de las entidades financieras a finales del año 2007, era de 708.000 millones de euros (el 64% del P.I.B.: 1,1 billones de euros), equivalentes a 11.781.288.000.000 pesetas, es decir, casi 12 billones de pesetas. Como ejemplo de lo que representa esta cifra,  me viene a la memoria el último Presupuesto del Estado del anterior Régimen,  el de 1976, que no alcanzaba 1 billón de pesetas. Está claro que la cifra había que actualizarla a ese mismo año del 2007, para que la comparación fuera con valores normalizados.  Pero es un ejemplo más de la pérdida de la referencia de la peseta,  al menos en los primeros años de la andadura del Euro.

No puedo aportar aquí la totalidad de las inversiones del sistema financiero español (Bancos y Cajas), pero sí voy a explicitar cifras a mes de Septiembre de 2013, de los balances bancarios, publicadas en el Anuario Estadístico del Banco de España (publicado por la AEB):

Ø  Inversiones crediticias:   921.730.733 Euros.

En esta cifras no están incluidas las de aquellas Cajas de Ahorro que se transformaron en Bancos,  algunas tan importantes como Caixa de Pensiones, Caja de Ahorros de Madrid (Bankia), Caixa Cataluña y Novacaixagalicia, unas ya convertidas en Bancos y  otras pertenecientes al FROB,  pero sí voy a reproducir el “Detalle del crédito y depósitos de las entidades de crédito”,  desde el año 2005 hasta el III trimestre de 2013,  publicado  por el Banco de España,[7]  en el que se puede observar la evolución de la inversión bancaria.



§  Causa número 6

En Noviembre del 2002 publiqué un trabajo con el título de “El riesgo de dirección en las empresas[8]. En él, además de otras cuestiones relacionadas con las empresas que cotizan en Bolsa, desarrollaba lo que yo entendía como una nueva clase de riesgo en las empresas --no porque no existiera,  sino porque no se solía hablar o escribir sobre el tema—  y que se confundía con los demás riesgos que afectaban especialmente a las empresas cotizadas,   sin excluir a las demás.  Para ello,  me basé en un trabajo, titulado: “New risks in the banking business”[9]  --para mí, una lección de banca--  cuyo autor,  Walter G. Frehner,  representaba los riesgos del sector bancario en círculos concéntricos, definiendo 4 tipos de riesgo:

  1. El riesgo de crédito,  en el círculo más interior, y a continuación, en sendos círculos:
  2. Riesgo de mercado o riesgos de posición.
  3. Riesgo operacional, incluidos los riesgos legales.
  4. Riesgo empresarial o estratégico, en el círculo más exterior.

La nueva o definida clase de riesgo, el riesgo de dirección,  debía añadirse a los anteriores,  que yo situaba en un nuevo círculo, el más interno.  Pero, ¿qué es para mí el riesgo de dirección?  Se trata del riesgo que se deriva de la gestión de los altos directivos,  el cual podría estar implícito, y de hecho lo está,  dentro  del definido como estratégico, pero en mi opinión, dada su importancia, debe situarse en ese nuevo círculo, separado de los demás.  ¿Cuáles son estos riesgos?  Precisamente los que son consecuencia  de decisiones estratégicas que al paso del tiempo se demuestra que fueron equivocadas;  el nombramiento de colaboradores o puestos directivos inadecuados,  que al final lo único que hacen es crear problemas dentro de la empresa;  operaciones financieras  o inversiones arriesgadas,  clásicas o en derivados financieros,  más allá de lo que recomienda la prudencia cuando se está comprometiendo los recursos ajenos, el capital de los accionistas y el trabajo de las gentes de la empresa; las reestructuraciones internas condenadas al fracaso, basadas en algunos casos en una burocracia ahogante;  estrategias comerciales diseñadas sin tener en cuenta para nada la opinión de quienes van a aplicarlas y la realidad de los mercados; decisiones equivocadas,  que no tienen trascendencia económica de inmediato  --que podrían denominarse  “pérdidas silenciosas”-- pues no tienen reflejo en la cuenta de Pérdidas y Ganancias, pero son reales, y con el tiempo  pueden poner en peligro la propia estabilidad de la empresa;  no distinguir en las propuestas de cambios entre objetivos de empresa y objetivos personales; las  de operaciones fuera de balance, que pueden acarrear grandes problemas,  sin olvidarse , como no, de la “contabilidad creativa”. 

Pues bien, lo que aconteció en el periodo 2004/2008 en nuestro país,  y en especial en la evolución de las entidades financieras, fue un ejercicio de irresponsabilidad de los directivos bancarios, al asumir una dinámica de crecer por crecer: el objetivo era multiplicar el balance y,  al mismo tiempo, generar valor añadido para los accionistas (en el caso de los Bancos).  En las Cajas de Ahorro, controladas por una amalgama de intereses  sectoriales,  sindicales y políticos,  a cuyo frente estaban ejecutivos de dudosa preparación, irresponsables -- como se ha puesto de manifiesto durante los años posteriores a la crisis-- que han dado al traste con estas instituciones centenarias,  salvándose de la catástrofe muy pocas.  Pero este tipo de gestión también afectó a algunos Bancos,  algunos de los cuales han sido absorbidos por otras entidades: Banco de Valencia, Banco Pastor y Banco Gallego,  sin olvidarnos de Banesto, que en su día tuvo el segundo grupo industrial más importante de Europa.

Para el que quiera entrar en detalle y conocer los pormenores de esos años de crecimiento delirante de muchas de nuestras entidades financieras,  les recomiendo la lectura de: “El hundimiento de la Banca”,  de Íñigo de Barrón Arniches[10],  excelente  periodista  de “El País”, en temas económicos y financieros,  editado en el año 2012;  no obstante,  tengo que hacer una crítica al libro y lo que en él se cuenta y denuncia: en los años que estaban sucediendo esos hechos relatados, no fueron denunciados ni por su autor ni por el periódico donde escribe.  Eran años de silencio para no desequilibrar al equipo gobernante.


§  Causa número 7

La inhibición del Banco de España en la concentración de riesgos sectoriales –insisto-  y el endeudamiento exterior de nuestras entidades financieras, ha propiciado la situación actual, es decir,  nuestra crisis económica. Desde hace meses, estamos conociendo el papel desempeñado por la Inspección (supervisión) de nuestro banco emisor, pues los inspectores denunciaron que sus informes no se tuvieron en cuenta por los altos responsables de nuestro Banco Central y, en consecuencia, la crisis financiera fue algo que se pudo evitar o al menos paliar. No tengo dudas.

En la  primera página del  diario “El Mundo”  del 21 de febrero de 2011, se destacaba la siguiente noticia: “Los inspectores del Banco de España avisaron al Gobierno de la crisis en 2006”.   En las interiores se reproducía el aviso que habían hecho llegar al Gobierno con fecha 26 de mayo del citado año,  en el que ponían de manifiesto el riesgo acumulado por nuestras entidades financieras en el sector inmobiliario y el desmedido crecimiento de la financiación externa,   pero el Vicepresidente Económico,  D. Pedro Solbes  --destinatario de la nota informativa--  no le dio importancia,  ni tampoco los Gobernadores del Banco de España,  D. Jaime Caruana  (a punto de finalizar su mandato),  ni D. Miguel Fernández Ordóñez,  obediente a su partido.

Para el autor de este artículo ese aviso no era ninguna novedad,  pues  --como afirmaba en mi artículo, “Stiglitz,  Cajas e inseguridad jurídica”[11]--  en las “Memorias de Supervisión Bancaria”,  de los años 2002 y 2003,[12]  publicadas en el primer semestre de cada unos de los años siguientes (2003 y 2004),  ya se ponía de manifiesto: “Dado el mantenimiento de tasas muy elevadas de crecimiento del crédito hipotecario puede llegar a alterar las condiciones del equilibrio financiero estructural de la entidad,  haciendo necesario el recurso creciente a emisiones de valores en los mercados y exponiendo a la entidad a los riesgos de las condiciones cambiantes (liquidez y precios)... los órganos de administración de cada entidad deben reflexionar sobre los mecanismo necesario para conocer la evolución de estos riesgos,  controlarlos y limitarlos…” (Memoria 2003).  El mismo periódico citado más arriba,  le dedicó con fecha 21.05.2003,   una de sus  páginas de economía a la Supervisión Bancaria,  con el siguiente título: “El Banco de España pide a bancos y cajas que concedan menos hipotecas”,  haciendo un análisis de los datos contenidos en la “Memoria de Supervisión Bancaria”  del año 2002.

Creo,  y así lo he escrito,  que el año 2004  fue el año decisivo para poner orden en la inversión bancaria,  estableciendo límites sectoriales y  reconduciendo nuestra economía para hacerla más diversificada (¿no se trataba de eso?),   pero el Gobierno recién elegido en las urnas con la economía con viento en popa,  no hizo nada (no hay más que constatar las inexistentes medidas económicas de ese año y los siguientes),  confiando el Sr. Solbes exclusivamente en los “estabilizadores automáticos de la economía”,  de los que tanto le gustaba hablar,  y,   posteriormente,  negando la crisis más veces que las del personaje bíblico de su mismo nombre. (El Sr. Solbes también tiene en su debe la venta de oro del Banco de España,  que ya casi nadie recuerda y no se ha investigado).   Y  los Gobernadores del Banco de España, tanto el Sr. Caruana  (2000-2006),  como su sucesor,  el  Sr. Fernández Ordóñez (desde Julio 2006),  tampoco tomaron decisiones dentro de las facultades que tenían para poner orden en el sector financiero.  Ignoro si hicieron llegar informes al Gobierno socialista sobre  la situación.  Fue  la  incomodidad de los Inspectores del Banco de España ante esta dejación de funciones de sus superiores, la que  les llevó a publicar con fecha 19 de mayo del 2010,  en el diario citado al principio,  un artículo titulado: “Crisis, regulación y supervisión”,  en el que entre otras cosas reclamaban un marco normativo de la Inspección del Banco de España y un estatuto de autoridad pública. Pero con anterioridad a esta situación denuncia,  un Inspector del Banco de España,  D. Fernando Martín, con valentía encomiable, publicó con fecha 20.11.08[13]  un artículo,  titulado “Las posibles causas de la crisis financiera”,  en el que incidía en la inversión bancaria,  las auditorías bancarias y el papel del colectivo  inspector del  Banco de España.   En fechas posteriores,  le dirigí una carta con mis opiniones y sugerencias,   de la que recibí un amable acuse de recibo,  que yo entendí.

Dentro del contexto general  de la crisis financiera,  los problemas de las Cajas de Ahorro vienen derivados de la mala gestión realizada por sus dirigentes,  pero  no es menos cierto que,  por razones electorales,  el Banco de España  perdió demasiado tiempo en  llevar a cabo su saneamiento,  además de modificar en el 2010,  cuando la crisis de las entidades se hizo más aguda,  las normas sobre la cobertura de las operaciones dudosas,  recogidas en el Anexo IX,  de la Circular 4/2004. Estas modificaciones,  más convenientes en situaciones económicas normales  --como preventivas— dado el crecimiento desmedido del crédito al sector inmobiliario/residencial,   vinieron a empeorar la situación del sector financiero.  El Banco de España recibe mensualmente los Balances y Cuentas de Resultados de las entidades financieras,  además de otra información detallada, contando además con la CIRBE,  documento excepcional,  donde están desglosados los riesgos concedidos por las entidades financieras, donde se detallan los titulares de las operaciones de distinto tipo,  con nombres propios.  Parte de esa documentación, los denominados estados “UEM”,  se hace seguir al Banco Central Europeo.

En resumen,  el Banco de España fue colaborador necesario y determinante en nuestra crisis financiera,  convertida posteriormente en crisis económica,  inhibiéndose en la toma de medidas para que el  crédito bancario al sector inmobiliario/residencial no creciera dos dígitos de año en año, con la aquiescencia pasiva de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de Economía.  Gracias a eso,  nuestra crisis financiera y económica ha generado 5 ó 6 millones de parados, el crecimiento de  nuestro PIB en estos años recientes,  ha sido negativo y la Deuda Pública alcanza al III trimestre de 2013 el 93,4%  de nuestro PIB,  además de la crisis social en la que está inmerso nuestro país.
Pero no podemos silenciar que nuestro regulador e inspector de las entidades financieras,  ha estado asistido en estos años de las grandes compañías auditoras que ejercen en nuestro país,  que tendrían que haber puesto de manifiesto en sus informes la verdadera situación de las entidades financieras con problemas,  pero cuyas auditorías fueron clasificadas de “limpias”,  cuando ya tenían problemas.   Sobre ello, tengo publicado un trabajo,  titulado: “El discreto encanto de las auditorías bancarias[14],  que se puede obtener en la Red (www.jubiladosbp.com/.),  que me libera de extenderme en el tema.


III. CONCLUSIÓN

Como se puede deducir del referido anteriormente, el inicio de los problemas de nuestras entidades financieras no puede situarse en un momento concreto, en una fecha, como si se tratara de la referencia que se hizo famosa a raíz del inicio de la crisis de insolvencia de un determinado país del Cono Sur americano, sino que es consecuencia de una serie de causas encadenadas. No obstante, soy optimista y pienso que nuestras entidades financieras saldrán adelante una vez reestructuradas, pero mientras tanto el crédito bancario, tan necesario para la recuperación económica de nuestro país, no fluye a las pequeñas y medianas empresas, ni a los autónomos y, en consecuencia, no disminuye el número de personas sin trabajo.
Pero como la crítica bien entendida debe llevar aparejada alguna aportación positiva, quiero terminar aquí con una recomendación -que no es mía-- dirigida a quienes dirigen nuestras instituciones financieras, que ya hice en alguno de mis trabajos publicados. Se trata de un párrafo de la conferencia que en Junio de 1987 pronunció en el Banco Mundial, en Washington[15], el recordado Subgobernador del Banco de España, D. Aristóbulo de Juan, titulada: "De buenos banqueros a malos banqueros", cuya lectura recomiendo a los interesados en el conocimiento del sector financiero y a los aprendices de banqueros, que en una de sus conclusiones decía:
"Los banqueros y los políticos pueden caer en la tentación de considerar que las crisis financieras se deben siempre a causas propias del sistema en su conjunto y a razones macroeconómicas. Los malos banqueros encuentran así un buen argumento para abogar por una política macroeconómica que les sea favorable o para que el gobierno les salve con subvenciones. Los políticos encuentran un buen argumento para aplicar únicamente remedios macroeconómicos, para salvar a unos y a otros indiscriminadamente sin crearse enemigos o, lo que es peor, para cruzarse de brazos y no hacer nada."

Pero también quiero recomendar la lectura de otros libro,  titulado: “El dinero de los demás y de cómo lo utilizan los banqueros”,[16]  del que es autor Louis D. Brandeis,  que fue Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos,  que “constituye un riguroso,  didáctico y contundente análisis del papel del banquero y de los mecanismos de acumulación de poder económico”, según reza en la contraportada. El libro fue escrito y publicado en el año 1914,  hace un siglo,  pero está lleno de actualidad.  Me va a permitir la editorial Ariel,  que reproduzca el último párrafo del libro:

Ningún país puede permitirse que su prosperidad pertenezca a una pequeña clase dominante.  La riqueza de los Estados Unidos de América no reside en los cerebros del pequeño grupo de hombres que hoy controlan las grandes empresas.  Esa riqueza depende de las invenciones de hombres desconocidos,  de la iniciativa de hombres desconocidos,  de las ambiciones de hombres desconocidos.  Cada país se renueva merced a quienes irrumpen de entre las filas de los desconocidos,  no de entre los ya famosos y poderosos que mandan.”

La frase es de Thomas Woodrow Wilson,  que fue Presidente de Estados Unidos durante dos mandatos (1913-1921).

José Gómez Blanco.  Analista Financiero (IEAF).  Generalista bancario.
Santiago,  10  de enero de 2014




[1] Publicado,  además,  en “Revista de Finanzas y Banca”,  30.06.2011.
[2] www.finanzasybanca.com/..--www.jubiladosbp.com/files/.
[3] web.iese.edu/Rtermes/acer/files/PapelFinanzas.pdf
[4] Publicado en “Cinco Días”, 17.10.2008
[5] Publicada en “El País”,  27.02.2011
[6] Alberto Recarte: “La crisis financiera internacional y el crack financiero español”,  publicado en “Libertad Digital,  XIII capítulos y I Anexo.
[7] Boletín Estadístico del Banco de España,  III  trimestre 2013.
[8] Técnica Contable. Número 647,  Noviembre 2002.
[9] Revista “Prospects”,  editada por Swiss Bank Corporation,  Marzo 1993.
[10] Ediciones Catarata, 2012.
[11]“El Correo Gallego”,  el 29 de enero de 2011.
[12] Memorias de Superivisión Bancaria,  Banco de España.
[13] “El Confidencial-Cotizalia”,  20.11.2008.
[14] Jubilados 2.0. BP.  29 de abril de 2009.
[15] Conferencia en el Instituto de Desarrollo Económico del Banco Mundial,  Junio 1987.
[16] Ariel Economía- 1ª edición , junio 2012. Traducción y prólogos 1994 y 2012,  de José Luis Blanco Ruíz y Ramón Girbau Pedragosa.  Edición original en inglés, 1914.